El precioso pueblo de Disney está en Ávila: a solo una hora y media de Madrid y perfecto para una escapada de verano

Este pequeño pueblo ofrece una amplia variedad de actividades para los amantes de la gastronomía, el deporte y el turismo.

Alicia Alarcón
Alicia Alarcón

Redactora digital de Lecturas

Cuevas del Valle
@MarcosquenoPolo I YouTube

Las vacaciones de verano están cada vez más cerca y las reservas para disfrutar de una escapada perfecta ya han comenzado. Entre las propuestas más demandadas destacan las zonas de costa. Benidorm, Valencia o Almería son algunos de los destinos estrella. Aun así, las propuestas rurales no se quedan atrás. Cada vez son más los españoles que apuestan por una escapada a la naturaleza lejos de la gran ciudad. Los amantes de este tipo de entornos y, sobre todo, de Disney están de suerte. Existe un pueblo de ensueño a solo a una hora y media de Madrid perfecto para las vacaciones de verano.

Cuevas del Valle: un destino de ensueño

Apostar por destinos poco conocidos es una opción cada vez más recurrente a la hora de viajar. Más allá de las concurridas zonas turísticas, España alberga una gran cantidad de lugares increíbles para visitar llenos de historia. Uno de ellos es Cuevas del Valle situado en Ávila que, además, cuenta con una peculiaridad. Este pequeño pueblo de ensueño es el vivo reflejo de cualquier cuento de Disney. Así lo ha mostrado el creador de contenido Mateo Berrio quien ha visitado en primera persona sus calles.

“Caminar por sus hermosas calles empedraras te transportará a un cuento de Disney”, asegura en sus redes sociales. Lo cierto es que Cuevas del Valle no deja indiferente a nadie. Es un destino perfecto para visitar en familia, en pareja, con amigos o incluso con uno mismo. Su oferta turística está dedicada a todos los públicos, aunque es cierto que los más pequeños pueden disfrutar de una experiencia única sintiéndose verdaderos protagonistas de un cuento de hadas.

Cuevas del Valle es fácilmente accesible y solo se encuentra a una hora y media de la capital española. De hecho, es una propuesta ideal para los madrileños que planean una escapada de fin de semana en busca de tranquilidad. Es un pueblo donde se respira paz. Rodeado de naturaleza, allí también se puede disfrutar de un viaje al pasado. Todavía se conservan muchas de sus fachadas original al más puro estilo medieval. Los balcones de madera, las cristaleras opacas incrustadas en muchos de sus muros y las decenas de macetas hacen de este lugar un espacio único. Una de sus peculiaridades más llamativas es la gran cantidad de flores que cuelgan desde sus balcones.

También en cada uno de los portones se puede apreciar ramos de todos los colores. Este pequeño detalle es uno de los más característicos de Cueva del Valle. Su oferta para dormir allí es de lo más variada. Quienes lo deseen pueden hospedarse en una cómoda casita en el interior del pueblo o en una cabaña al más estilo rural a las afueras de este. Cuevas del Valle es, sin duda, de lo más pintoresco a la vez que tranquilo. Quienes apuesten por este destino no pueden perderse un paseo por sus calles empedradas donde además podrán hacer las fotografías más originales.

Tal y como recoge la página web de su Ayuntamiento, los más aventureros también pueden apostar por todo tipo de actividades al aire libre. Una ruta en bicicleta, de senderismo o incluso una carrera popular son solo algunas de las propuestas deportivas que ofrece. En su programa de actividades destaca también la gastronomía local. “Las patatas revolconas, migas, el cabrito, las carrillas, los dulces, mantecados, rosquillas y hornazos”, son los productos estrella que ofrece este encantador pueblo.

Una deliciosa cata de vinos locales también es una opción ideal para los amantes de la gastronomía. Desde el propio Ayuntamiento se han encargado de que nadie vaya a perderse ni un solo rincón de Cuevas del Valle. Tal y como recoge su guía online, todo turista debe visitar la Iglesia de Nuestra Señora de la Natividad. Una construcción gótica del siglo XV.

Lo mismo ocurre con la Ermita de la Virgen que data del año 1637 o la Ermita de San Antonio. Pero, sin duda, la calzada romana es el plato fuerte. “Construida entre los siglos I y II a.c., comunica la meseta norte con la sur. A día de hoy, se utiliza todavía para la trashumancia. Como arriería se ha usado hasta mediados del siglo XX”, recoge el Ayuntamiento. Quienes apuestan por este destino no se arrepentirán. Es un lugar ideal para desconectar de la rutina y disfrutar de un paisaje de lo más impresionante.