La celulitis, las dietas, los filtros, la piel perfecta… Qué difícil parece querernos a nosotras mismas en pleno siglo XXI. Las exigencias para ser perfectas, para mirarnos al espejo y sentirnos seguras de nosotras mismas son cada día más elevadas. ¿Y si en lugar de jugar a intentar cumplir con la interminable lista de requisitos para ser perfectas intentáramos aceptarnos cómo somos?
Esto es lo que Miriam Alegría, una de las influencers más relevantes del momento, lleva desde el inicio de su carrera reivindicando en redes: no necesitamos mujeres perfectas, necesitamos mujeres empoderadas y con amor propio. Su nuevo libro El poder de verte bien, es una continuación de su misión en la que nos da las claves para aprender a mirar más allá de las exigencias y conectar con nuestra auténtica belleza. Porque verte bien a ti misma no depende de productos, filtros ni dietas, depende del amor que encuentres en tus ojos al mirarte al espejo.
Abraza a tu niña interior
Lo primero, felicitarte por tu nuevo libro, Miriam. Seguro que muchas lectoras van a conectar a tope solo con leer el título. ¿Qué vamos a encontrar en El poder de verte bien?
¡Muchas gracias, bonica! ¡Qué ilusión estar en Lecturas! Este libro es un abrazo para todas esas mujeres que un día dejaron de mirarse con amor, que fueron niñas invisibles. En él van a encontrar herramientas prácticas, ejercicios de autoestima, reflexiones, anécdotas personales (algunas muy divertidas y otras que duelen), pero, sobre todo, un camino para reencontrarse con su brillo. No es solo un libro para leer, es un libro para trabajar en ti misma, sentir y accionar.
Tu libro llega directo al corazón de muchas mujeres que necesitan un empujón para priorizarse y quererse. ¿Por qué crees que aún nos cuesta tanto valorarnos tal y como somos?
Históricamente a las mujeres nos han enseñado a mirar siempre hacia afuera: a servir, a gustar, a cuidar, a rendir, a cumplir con todo... menos con nosotras mismas. Vivimos en una sociedad de estándares inalcanzables, chicas de TV con cuerpos increíbles que arriesgan su vida en un quirófano para quitarse un centímetro menos, redes sociales con filtros que distorsionan tu realidad y nos hacen sentir que nuestra piel con textura o nuestras curvas son un error.
Y a nosotras, ¿quién nos cuida? ¿Quién nos aplaude cuando estamos agotadas, pero seguimos adelante? Nos cuesta valorarnos porque llevamos demasiado tiempo desconectadas de nuestra esencia. Pero nunca es tarde para volver a casa. Y casa eres tú.
Está claro que las mujeres seguimos teniendo unos estándares totalmente inalcanzables en muchas áreas de la vida. ¿Dirías que esta autoexigencia viene más de dentro o es una presión que llevamos impuesta desde fuera? ¿Qué papel juegan la sociedad, la cultura… y también las redes sociales en todo esto?
Creo que es una mezcla explosiva: la semilla la planta la sociedad, pero con los años la regamos nosotras mismas. Y claro, las redes pueden ser una fuente de inspiración… o un agujero negro de comparación. Por eso en el libro insisto tanto en limpiar nuestra mirada: la que usamos hacia el espejo y la que usamos hacia la vida. En lugar de seguir cuentas que nos hacen sentir inseguras, podemos seguir referentes que nos validan como @croquetamente, @prettyandole ¡o mi cuenta @miriamalegria!
JNZ Fotografía
En el libro propones ejercicios muy reveladores. ¿Cuál fue el más transformador para ti? ¿Y cuál recomiendas como punto de partida para quien no sabe por dónde empezar?
El más potente para mí fue escribirle una carta a mi niña interior. Fue un antes y un después.
Pero, para empezar, recomiendo el ejercicio de “hablarte bonito” cada mañana. Parece una tontería, pero cambia tu energía. En vez de decirte “vaya cara llevas hoy”, prueba con “gracias por estar aquí, lo estás haciendo lo mejor que puedes”. Céntrate en las cosas que más te gustan de ti, sé que no es fácil, pero búscalas, y en las partes que menos te gusta, céntrate en su funcionalidad. Por ejemplo, mi barriga no me encanta, pero gracias a ella puedo bailar, comer rico, y ahora con mi embarazo ¡crear vida! Es mágico y aunque al principio te sientas una friki en el espejo, cuando coges el hábito te sale solo.
La belleza a partir de los 50
Muchas de las mujeres que nos leen han pasado ya los 50 años, y puede que sientan que es “tarde” para hacer cambios importantes en su vida. ¿Qué les dirías a quienes creen que ya no pueden empezar de cero o priorizarse a su edad?
Les diría que no es tarde, es el momento perfecto. Porque ahora tienen experiencia, sabiduría y una fuerza que no tenían a los veinte. Seguro que ahora tienen más tiempo para priorizarse y ponerse en primer lugar. Apúntate a esa actividad que te hace ilusión, cuida a tus amigas que son tu red de apoyo, hazte esa escapada que siempre pospones, de verdad que empezar de nuevo en cualquier edad no es fracasar, es tener el coraje de elegirte por fin. Nunca es tarde para volver a ser tu prioridad.
A menudo, a esta edad cargamos con muchas responsabilidades (familia, trabajo, cuidado de otros…) y nos dejamos para lo último. ¿Qué herramientas concretas crees que pueden venir bien a nuestras lectoras para cuidarse más y mejor, sin culpa y sin renunciar a lo demás?
Pequeños rituales diarios: 5 minutos para ti con una infusión y música que te guste, un paseo sola, incluir cada día una pequeña cosa que te haga ilusión, escribir cómo te sientes, decir “no” sin justificarte… El autocuidado no es irse de spa, es no traicionarte a ti misma en las pequeñas cosas del día a día.
El subtítulo del libro, de hecho, habla de “ponerte en el centro de tu vida”. ¿Cómo empieza una a hacerlo sin sentirse egoísta o culpable?
Esto no es fácil, y yo soy la primera que muchas veces me siento culpable cuando pongo un límite, por ejemplo, con mi madre me pasa mucho. Pero hay que entender que cuidarte no es un lujo, es una necesidad. Que cuando tú estás bien, todo a tu alrededor mejora. Si tú te apagas, se apaga todo lo que sostienes. Cuidarte no es egoísmo, es amor en su forma más sabia.
Muchas mujeres a partir de los 50 sienten que han perdido su brillo con los años, como si se hubieran ido apagando poco a poco. ¿Qué les dirías para ayudarlas a reconectar con esa versión más luminosa de sí mismas?
Que ese brillo sigue ahí, solo necesita un poquito de atención. A veces solo hace falta volver a mirarse con ternura, darse permiso para soñar de nuevo, recuperar una afición olvidada o simplemente recordar quién eras antes de ponerte tantas capas encima. ¡No estás apagada, estás esperando que alguien encienda ese interruptor perdido! ¡Y este libro te guía para que lo encuentre y lo enciendas de nuevo!
¿Cómo influye el cuidado de la imagen en el amor propio? ¿Hasta qué punto “verte bien” tiene que ver con cómo te miras y no solo con cómo luces?
Para mí, cuidar tu imagen no es una cuestión de vanidad, es una declaración de amor. Es decirle a ti misma “mereces sentirte bien con lo que ves en el espejo”. No se trata de encajar en ningún molde, sino de reconocerte, de verte con dignidad, con respeto, con ternura.
Cuando empiezas a mirarte con cariño, tu ropa deja de ser una armadura y se convierte en una forma de expresión. Tu postura cambia. Tu energía se transforma. Porque verse bien no es tener un cuerpo perfecto, es mirarte con ojos compasivos y elegir mostrarte al mundo desde ahí.
Y lo mágico es que, cuando empiezas a verte con amor, también te empiezan a ver los demás con otros ojos. Porque la belleza real no está en lo que luces, sino en cómo brillas cuando por fin te reconoces independientemente de si vas maquillada o con la cara lavada.
Hora de posar
No puedo entrevistarte y no hacerte esta pregunta. ¿Algún truco sencillo para conseguir hacernos buenas fotos y que no queden sean un cuadro?
¡Jaja, claro! Para el selfie perfecto, luz natural siempre que puedas porque tus fotos salen con muchísima más calidad. Ponte junto a una ventana o puerta donde entre la luz, pero en la sombra sin que te dé directamente, la piel suele salir más tamizada y no creamos sombras innecesarias en la cara. Limpia la cámara del teléfono y colócala a la altura de tu nariz para no deformar, y lo más importante: ¡actitud! La mejor pose es esa en la que te sientes cómoda. Y si te cuesta sonreír de verdad, piensa en algo que te haga reír antes de hacer clic. La cámara capta la energía, no solo la imagen.
Otro tema que está candente, y que conecta con la idea de tu libro, es el tema de los filtros. ¿Crees que han afectado a la imagen que tenemos de nosotras mismas? ¿Realmente los necesitamos o podemos aprender a vernos bien sin ellos?
Los filtros pueden ser divertidos, pero no deberían ser una máscara diaria. El problema es cuando nos empezamos a gustar solo con ellos. Pase una época de más inseguridad donde solo me veía con filtro, y cada vez me veía peor en el espejo. Mi mente se había acostumbrado a esa imagen irreal de mí. Aprender a verte bien sin filtros es un proceso… pero se puede. Y cuando lo logras, la sensación de libertad es increíble. La mayoría de los días salgo sin filtro y sin maquillar ¡y qué gusto sentirte libre!
En tus redes y en este libro se respira autenticidad. ¿Cómo has logrado mantener esa coherencia contigo misma en un mundo que constantemente nos compara y nos exige?
Con mucha terapia, mucha introspección y muchas veces cayéndome. Pero siempre volviendo a mí. Me he dado cuenta de que ser yo misma es mi mayor superpoder y eso es incopiable, no hay nadie más en el mundo como tú, no hay otra Miriam Alegría, jeje. Cuando te permites ser auténtica, atraes a personas y oportunidades que encajan contigo de verdad. Y eso no tiene precio.
Para acabar, ¿algún consejo de belleza o fotografía que puedas compartir con nuestras lectoras para que comiencen a enamorarse de su imagen?
Sí: mírate cada día como mirarías a tu mejor amiga. Con cariño, con humor, con paciencia. Y si vas a hacerte una foto, a mí me encantan las “entre fotos” esas imágenes naturales que salen cuando no estás posando. El truco es hacerte muchas fotos seguidas. ¡Por estadística, es imposible que no haya al menos una que te guste! No se trata de salir perfecta, se trata de verte con amor.