Después de ver cada episodio de la docuserie de Rocío Carrasco tengo pesadillas

Esta semana quiero compartir con vosotros lo que he sentido hasta ahora con la docuserie de Rocío Carrasco. Reconozco que nunca la he visto sola porque no he sido capaz de hacerlo. Me costaba mucho enfrentarme a la soledad de mi salón y ponerme frente al televisor mientras mi madre estaba en su habitación en mi casa. Ella no lo puede ver, y eso me producía a mí un estado de desasosiego. He tenido sentimientos encontrados porque hemos pasado muchos años pidiéndole a alguien a quien queremos que el mundo debería conocer la verdad. Ha sido gratificante y he sentido un gran orgullo por la valentía de este proceso y terapia pública que Rocío está haciendo. Me ha producido mucho dolor revivir momentos que ella me había contado y otros que desconocía, como su sufrimiento durante su segundo embarazo y muchos detalles que ha explicado de la relación con el padre de sus hijos. Me impresionó muchísimo.

Noches sin dormir

Para mí el peor episodio fue el 0. No tuve consuelo y no recuerdo haber llorado tanto en mi vida por algo que no fuera la pérdida de un ser querido. Verla llorar así y cómo le faltaba la respiración me producía un desgarro que no podía soportar. He pasado muchas noches sin dormir o con pesadillas después de cada episodio recordando frases como: “Tengo a mis hijos muertos en vida”. No me sentía bien y tenía intranquilidad. Sabíamos que habría personas que la entenderían, otras a las que no les interesaría entenderla y personas que no la van a entender nunca. Entiendo y respeto que no comprendan que lo haya hecho de esta manera, pero ella ha pasado muchos años sin que nadie supiera lo que pensaba, lo que sentía, lo que vivía, lo que ha padecido, lo que ha sufrido y lo que ha callado al público y a las personas que quiere. Rocío es una persona extremadamente protectora con las personas a las que ama y tiene una cierta incapacidad de soportar que esas personas sufran por algo que le pasa a ella. Es una mujer muy generosa, porque al no compartirlo su sufrimiento es mayor.

Terelu Campos dedica su blog de Lecturas a la docuserie de Rocío Carrasco