Jaime Cantizano se ha dejado barbita y está Cañón del Colorado. Me gusta oírle decir con naturalidad que, a pesar de trabajar como un jabato, “concilia” y cuida de su hijo de 18 meses. Jorge Javier Vázquez me emplaza para ver su obra en julio en Barcelona, ha adelgazado casi los mismos kilos que Jimmy Jiménez Arnau, “nueve, el único método es pasar hambre”. Montero me cuenta que quizás hay un hijo varón sobrevolando cierto árbol genealógico, Rossi asiente, abrazo a mi vieja amiga, con la que he tenido un pequeño desencuentro, Chelo García Cortés, y nos emocionamos ambas, y Carmen Borrego me habla del viaje de las Campos, “nos ha gustado más Chile que Argentina, Teresa en Buenos Aires estaba más retraída, pero en Santiago fue feliz con la familia de Edmundo”. Con todos ellos he hablado de mi ‘Carmen la rebelde’, Susanna Griso confiesa que ella también es bastante rebelde y se oyen voces en el estudio, “y yo, y yo, y yo…”.

¡Tres cositas para terminar. Una: a Pedro J. Ramírez lo único que le dolió de la entrevista a Ágatha Ruiz de la Prada es que dijera que no le gustaban los perros. “Tengo uno que se llama Jota y lo quiero mucho”, aclaró. Dos: me cuenta un íntimo de Rocío Jurado que esa canción que según Raquel Mosquera le cantaba Pedro Carrasco, es un fandango que Rocío dedicaba cada mañana a su marido. Y tres: estos ojitos que se han de comer la tierra han visto a Elsa Artadi en Oysho, comprando bragas (esa palabra tan fea) y tangas (peor). Su novio observaba, impertérrito. Quizás, si llega a presidenta de la Generalitat, Elsa recordará ese sábado como el último día en el que pudo moverse en libertad.