Reina Sofía, sus 3 navidades más tristes

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En 1967, cuando todavía era una mujer felizmente casada

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Navidad de 1962. La primera de casada

Finalizado su viaje de novios alrededor del mundo, Sofi y Juanito tenían tres casas para vivir: un palacete en Grecia, lujosamente amueblado, regalo de la reina Federica; un pabellón destartalado en la Zarzuela, cedido por Franco; y un chalecito de prestado en Estoril, Carpe Diem, en el que no se podía colgar ni una chincheta “porque se caía la pared”. Juanito fue muy claro: “Sofi, tenemos que vivir en Estoril, al lado de papá, porque no soporta que vayamos a España y nos ganemos el cariño de Franco”. Y ella se resignó a pasar sus primeras navidades de casada con su familia política, en un ambiente muy frío, porque “mi marido y su padre eran rivales para ocupar el trono… Él lo trataba como un chiquillo. Estábamos muy incómodos”. Fueron unas fiestas tan tristes que Sofía cogió repentinamente un avión para ir al lado de su madre, en Atenas, se puso enferma y tuvo que ser intervenida de urgencia. La prensa dijo que seguramente fue un aborto. Empezaron a correr rumores de que la pareja se llevaba mal, hasta el punto de que el parlamento griego llegó a pedir que se devolvieran los nueve millones de dracmas que había entregado como dote, “ya que se van a divorciar”. Cuando Juanito le contó que Franco se había gastado 40 millones de pesetas remodelando la Zarzuela, y que se irían a vivir allí, Sofía se echó a llorar. Al cabo de un mes, estaba de nuevo embarazada.

Navidad de 1975. La última que fue feliz

Para su primera Navidad como reyes, adornaron la Zarzuela con un árbol gigantesco tan lleno de luces que se veía desde los aviones. Hasta entonces, habían celebrado las navidades en el desangelado Estoril, junto a sus suegros, que en ocasiones no les dirigían la palabra. Sofía se vengó de tantos desprecios no invitándolos, aunque sí se rodeó de ‘los griegos’, sus hermanos y sobrinos. Después se los llevó a todos en un avión DC9 de las fuerza aérea al valle de Arán. Ocuparon una planta entera del Hotel Montarto y tomaron las uvas en La Borda Lobató. Sofía y Juanito, ataviados deportivamente –muy guapos–, se besaron en los labios. No brindaron porque Juan Carlos dijo que eso era una mariconada. Y parecían felices. ¡Fue la última vez! Una semana más tarde la Reina se presentó inopinadamente en una cacería y sorprendió a don Juan Carlos con otra mujer. Ese día separaron camas y habitaciones. Y no volvieron a hacer vida marital. Nunca más.

Navidad de 2014. La más desdichada

Juan Carlos ha abdicado y todos –incluida su mujer– saben que ha estado ocho años con Corinna Larsen. Sofía tiene mala relación con Letizia, no ve a sus nietas, y Cristina e Iñaki han sido procesados y pueden ir a la cárcel. ¡Su Nochebuena más desdichada! ¡Sola y cenando con su hermana con una bandeja frente al televisor! Felipe y Letizia estaban con Paloma Rocasolano. Y Elena y sus hijos habían ido a Suiza a hacer compañía a la apestada Cristina, ya expulsada del núcleo familiar. A su marido no le vio el pelo. Estaba en sus aposentos hablando por teléfono. El día de Navidad, asistió sola de nuevo a misa en la capilla y, a última hora, se improvisó una comida fría con Letizia, Felipe y la familia de su cuñada Margarita. Se repartieron regalos. A Juanito le tocó un pijama de franela de abuelo –se vio a Sofía comprándolo en Londres dos meses atrás–, una indirecta quizás a su edad, porque Su Majestad solía dormir tal como su madre lo trajo al mundo. No hubo besos.

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