Pilar Eyre

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Letizia
GTRES

Pilar Eyre revela el paso atrás de la reina Letizia para que su hija Leonor destaque como nunca

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Pilar Eyre

Periodista y escritora

La familia real suele sufrir un eclipse repentino y absoluto durante las vacaciones navideñas, desconocemos qué hacen, a qué se dedican, cómo organizan su tiempo, con quién... por no saber no sabemos siquiera si permanecen en territorio español o emprenden uno de esos viajes tan misteriosos rumbo a quien sabe dónde. Durante el reinado de Juan Carlos y Sofía eran precisamente en estas vacaciones cuando tenían más presencia y podíamos conocer sus verdaderas personalidades, fuera de las ceremonias oficiales y de los posados pactados. Las pasaban en el Valle de Arán, hacían cola en el telesilla junto a otros esquiadores y el Rey se lanzaba por las pistas del Mirador con sus hijas mientras la Reina esquiaba plácidamente con su hijo y su prima. Los monitores charlaban sin problemas con los periodistas –“Felipe se enfada si lo corregimos, pero luego tiene mucho corazón, un día se quiso tirar precipicio abajo para rescatar a una esquiadora que se había despeñado”–, Irene, la dueña del restaurante donde cenaban, nos contaba que “el plato preferido del rey es la olla aranesa y los niños vienen a la cocina a darme besos” y hasta com- partíamos un vin cau con sus majestades en la Borda Lobato después de la misa del Gallo.

El discurso del rey

Ahora todo es distinto. El último acto antes de sumergirse en este tiempo ignoto es el discurso del Rey durante la Nochebuena, una serie de bienintencionadas generalidades que todos tratamos de desentrañar como si tuvieran una trastienda que sospecho que está solo en nuestra imaginación. Este año la puesta en escena del Rey ha ido a peor, lo que me hace temer que, a la Reina, experta en el tema televisivo, no la han dejado meter baza como en otras nochebuenas. El innecesario movimiento de manos en una persona que sabemos que es envarada por naturaleza nos mantenía hipnotizados: rígidas, como si fueran de madera, Felipe enfrentaba la una a la otra si quería manifestar lo grande e importante que era un concepto, si quería enfatizar un mensaje las elevaba a lo alto casi como un cantante de góspel, y las dejaba caer cerca de las rodillas cuando quería trasmitir tranquilidad. Si pretendía quitar peso a una frase, solo levantaba una. Eso y el frenético movimiento de cejas fueron los únicos puntos fuertes de los largos doce minutos de discurso, que podía resumirse perfectamente en dos frases: todos con la Constitución, nada fuera de la Constitución. Otro punto débil de la escenografía fue el maquillaje del Rey: se empeñan en aplicarle contouring para afilarle el rostro, pero, al llevar barba, el oscurecimiento de las mejillas le presta un aspecto tenebroso y descuidado. A pesar de todos los esfuerzos por ofrecer una imagen de severidad y aplomo, la tierna candidez de sus ojos azules y ciertos quiebros adolescentes en la voz revelan lo que todos sabemos desde hace tiempo: que Felipe es una buena persona.

Felipe Discurso
Cordon Press

Letizia, incomoda

El año 2023 hubiera podido definirse en los libros de historia del futuro como el “año Letizia”, pero los últimos acontecimientos que afectan a su figura le han quitado brillo y la han obligado a rebajar su presencia y su protagonismo. La aparición del vídeo con Gomaespuma, grabado y pactada su salida desde hace tiempo, no ha dejado de resultar algo inoportuno ya que parece contra-programar el discurso de su marido y fomentar odiosas comparaciones que en estos momentos no con- vienen. Un atisbo de los nuevos tiempos que llegan fue su forzada asistencia al cumpleaños de su cuñada Elena, donde se la veía sonreír con gesto nervioso y crispado mientras su familia política exhibía músculo y prepotencia. Al día siguiente, en el Auditorio de Madrid, vestida de negro, con moño, pálida, con los ojos ahumados de oscuro y los labios al natural, seria, parecía una de las hijas de Bernarda Alba. Y es que no deben haber sido fáciles estas fechas para Letizia porque poco a poco, al clamor internacional, empieza a sumarse la prensa española haciendo alusión a los mensajes de su excuñado quien, por su parte, sigue poniendo en sus redes sociales publicaciones que, como en el caso del discurso del rey, todos tratamos de desentrañar. Aquella reina feminista y empoderada, que fascinaba a la gente con sus palabras, como acaba de confesar el científico Oriol Mitjá después de haberla conocido hace diez años en un acto de la Fundación Princesa de Girona, “no es nada frívola, es humana, muy sensible y se toma en serio su trabajo, me enamoré de ella”, va a dar un paso atrás para dejar que destaquen su marido y su hija. Pero ¿no estaremos depositando una carga muy superior a la que le corresponde por edad sobre los hombros de Leonor? Y, lo más importante, ¿vamos a prescindir del enorme potencial que representa una reina valiente que defiende los valores de la mujer? ¿No saldremos perdiendo todos, hombres y mujeres?

NOUSAR
GettyImages

No más reinas sumisas

Muchos opinábamos que la Reina tenía que hablar abiertamente del hecho que le ha ocurrido, sí, porque esconderlo podría dar pie a especulaciones, amenazas, quizás chantajes, y porque no se puede vivir con esa espada de Damocles siempre encima. Pero después debería hacer el gesto simbólico de arremangarse y seguir adelante. Hay mucho trabajo por hacer y las mujeres de este país necesitamos que la Reina sea nuestra aliada. Tras la publicación en Lecturas de las fotos de Federico de Dinamarca y Genoveva Casanova, a la mayoría de nosotras nos ha dado vergüenza ver a Mary Donaldson, princesa de Dinamarca, y a su marido: agarrados de la mano a la salida de una ceremonia religiosa, ella, con aire dócil mientras él, jactancioso, sonreía. No queremos sumisas, ni floreros. A trabajar, Reina.

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