¡La semana de la lista de los gays más influyentes que publica El Mundo! Me asombra que todos salgan voluntariamente, cuando hace treinta años era impensable que alguno lo reconociera. Cuando hacíamos entrevistas a homosexuales notorios, preguntábamos con falsa inocencia: “¿Por qué no te has casado?”, y respondían: “Porque no he encontrado a la mujer de mi vida”. Y te enumeraban amores imposibles (e indemostrables).

Vicente Parra me decía que estaba enamorado de Sara Montiel, Miguel Bosé de Ana Obregón, Camilo Sesto de una italiana llamada Laura Casale, y Mari Trini de un señor que había conocido a los 22 años. Pero lo más grande era lo del bailarín Antonio. En la misma entrevista, me confesó que había estado a punto de casarse con Natalia Figueroa, con Carmen Díez de Rivera (“se salió de misionera por mí”), con Pepa Flores (“huimos juntos y su madre nos envió a la policía”), y con la duquesa de... Mención aparte merece Helmut Berger, que me contó con desenfado que se tenía que emborrachar para acostarse con Luchino Visconti “porque era un viejo feo y aburrido”. Estos extranjeros...