Las vacaciones secretas de los Reyes

18 de abril de 2017, 16:05

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La infanta Cristina ya no se esconde. Una vez superado, con resultado de absolución su particular calvario en el juicio por el caso Nóos, y la espera de que se concrete la condena final a Iñaki Urdangarin, la hermana menor del rey Felipe con su marido y sus hijas ha pasado esta Semana Santa en una finca de Ciudad Real llamada La Toledana. La propiedad, una finca de dos mil hectáreas, pertenece ahora a Pedro de Borbón-Dos Sicilias, actual duque de Calabria tras la muerte de su padre, quien era primo del rey Juan Carlos. Cristina de Borbón siempre ha sido muy amiga de su prima y casi homónima Cristina de Borbón-Dos Sicilias, cuya imagen luciendo siempre una amplia diadema con la que se sujeta el pelo la hace fácilmente reconocible.

En La Toledana, situada en el término municipal de Retuerta de Bullaque (Ciudad Real), se han refugiado también la infanta Elena y su hija, Victoria Federica, y es posible que, en algún momento, haya estado presente el rey Juan Carlos. Las dos infantas han salido al pueblo y, junto a otros familiares, asistieron a los oficios religiosos y recorrieron la zona donde se encuentra un volcán inactivo. Ninguna de las dos infantas es ya miembro de la familia real, formada por los Reyes, sus hijas y los reyes Juan Carlos y Sofía, pero si no fuera por el caso Nóos lo normal sería que siguieron compartiendo las vacaciones en Palma de Mallorca, en torno a la reina Sofía que qué culpa tiene de las desavenencias familiares que han acabado por la práctica ruptura de un grupo compacto, al menos en las formas, que durante años se formó, y formó cual comando militar, en torno al rey Juan Carlos.

Mientras, las dos infantas estaban en el pueblo de Ciudad Real, donde Cristina ha recuperado parte del afecto ciudadano con el que contaba antes del lío del caso Nóos, los Reyes, sus hijas y la reina Sofía participaban en el tradicional posado ante la Catedral de Palma antes de asistir a misa. Solo la reina Sofía pasó unos días en Marivent, mientras que Felipe, Letizia y las niñas estuvieron unos días en un lugar que, como es habitual, no se hace público. Ya nadie pregunta dónde es, pero muchos siguen preguntándose si tiene lógica que se desperdicie un espacio como Marivent y un escenario como Mallorca, para refugiarse en cualquier otro lugar al que, lógicamente, como corresponde al Jefe de Estado y su familia, deben desplazarse servicios de seguridad y comunicaciones con el coste que eso representa. En Marivent, al menos, existe la infraestructura necesaria para albergar a la familia real y garantizar su seguridad y ya esta amortizado.

El afán de los Reyes de proteger cada año, tanto en Semana Santa, como en verano e incluso en Navidades, el lugar de su descanso privado es un asunto que genera controversia y tan bien que van las cosas, no acaba de entenderse qué necesidad tienen de elegir cualquier otro lugar cuando muchos estarían encantados de poder pasar unos días en Marivent.

De hecho, el modelo de vacaciones que las dos infantas han pasado en la provincia de Ciudad Real preservando su privacidad en la finca pero también compartiendo un tiempo con los vecinos hubiera sido la manera en la que los Reyes y sus hijas podrían haber pasado estos días.

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