Ya no es solo el hijo de la infanta Cristina: Pablo Urdangarin se desmarca de su familia para brillar en solitario

Es una estrella. Pablo Urdangarin se postula como uno de los mejores jugadores de balonmano. El hijo de la infanta Cristina ya no siente el peso del apellido familiar. Nieto y sobrino de reyes y primo de la futura reina, su carrera y su trayectoria van por otro lado. Dedicado en cuerpo y alma al deporte, ha seguido los pasos de su padre. El apellido Urdangarin vuelve a sonar con fuerza tras haber caído en desgracia.

El joven es uno de los puntales de su equipo. Así queda claro no solo en cada partido sino también en el papel que tiene ante los medios. Da discursos, lidera la opinión y arrasa en redes sociales cada vez que aparece. Es el centro de todas las miradas incluso más allá de la repercusión que siempre ha tenido por ser hijo de quien es. Es el más conocido de los hijos de la infanta Cristina, sí, pero ahora es ya alguien más.

Publicaba la periodista Silvia Taulés hace pocas semana que Urdangarin se postulaba como el jugador más valioso de la Liga Asobal. No solo lograba una diferencia de votos más que considerable con los demás candidatos, sino que su leyenda parecía crecer poco a poco. Desde que debutase en el balonmano, el hijo del deportista y la infanta ha conseguido hacerse un nombre propio.

El más mediático

Pablo Urdangarin reconocía, en una de sus últimas entrevistas, la influencia que tenía su padre sobre él. "Mi padre me ayuda mucho en temas mentales, mucho más que en temas de balonmano. Siempre le llamo antes de los partidos”, explicaba ante las cámaras de Televisión Española. Su padre, claro, fue el cuñado del actual rey de España. Ahí queda la imagen.

El hijo de Iñaki Urdangarin decidía seguir los pasos del deportista. Era el único de sus hijos que lo hacía y heredaba su talento. El que fuese duque de Palma brilló en el campo y fue uno de los juzgadores de balonmano más seguidos y queridos. El deporte fue precisamente lo que le unió a la infanta Cristina. Todos tenemos en la mente la imagen de ambos, uno jugando y la otra aplaudiendo.

No era de extrañar que Pablo se convirtiese también en alguien importante. El hijo de la infanta ejerce en nombre propio. Le hemos visto animando a sus compañeros antes de los torneos y hablando a las cámaras ajeno completamente a su origen familiar. “Que me comparen con mi padre significa que algo estoy haciendo bien. Creo que soy la versión mini, la versión un poco más ágil”, explicaba en RTVE.

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“Es como el segundo siete. A mí siempre me ha gustado el siete por mi padre”, confirmaba, en relación al 77 que luce en la camiseta. Pablo Urdangarin ha ganado en soltura y ya no se siente tímido ante los periodistas. A diferencia, claro, de sus hermanos. En todos estos años no hemos escuchado nunca ni a Juan, ni a Miguel, ni a Irene. Son los grandes desconocidos.

El intermediario de la familia

La figura de Pablo Urdangarin lleva tiempo siendo clave en su familia. Fue el joven quien decidió tomar las riendas ante los medios tras la confirmación de la separación de sus padres. Fue el único que no tuvo problema para dirigirse a las cámaras y reporteros para contar cómo estaba la situación después de las fotos de Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia. Ni siquiera sus padres lo hicieron.

Siempre correcto y educado, el hijo de la infanta ha dejado claro que tiene muy buena mano para la comunicación. Puede que su tenacidad en el terreno de juego y el control de nervios que deje ejercer de forma habitual hayan contribuido a ayudarle. Los Urdangarin siempre han sido mucho más reservados que sus primos Marichalar pero Pablo destacaba por encima de todos.

El deportista mantiene muy buena relación tanto con su madre como con su padre. Hemos podido ver a la infanta y a Iñaki Urdangarin en las gradas en muchos de sus partidos. Se nota que están orgullosos de su hijo y de los logros que va consiguiendo. También sus tres hermanos han ido a verle jugar. Los hijos Urdangarin son una piña tras todo lo que les ha tocado vivir.

El pilar de sus hermanos

Cada uno de los hijos de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin tiene una personalidad muy distinta. Mientras Pablo es extrovertido y líder, sus hermanos pecan de mucha más timidez. Es sobre todo el caso de Juan, el mayor. Alérgico a la fama y a las cámaras, decidió irse a vivir fuera de España para pasar más desapercibido. Reside en Londres y se conoce muy poco sobre su vida. Es discreto y prefiere mantenerse en un segundo plano en todo momento.

Irene y Miguel son el punto intermedio. La benjamina de la familia no oculta sus intenciones de seguir los pasos de su prima Victoria Federica en las redes sociales. No obstante, por el momento, no ha comenzado. Actualmente estudia en Reino Unido y mantiene una relación con Juan Urquijo, hermano de Teresa Urquijo y cuñado de José Luis Martínez Almeida. Miguel, por su parte, es el gran desconocido. Reside en Madrid y no se conoce a qué se dedica.

Los cuatro tienen buena relación con sus padres. Es cierto que se ha publicado en varias ocasiones que la infanta Cristina se encontraba preocupada por su hija Irene. Incluso viajó a Madrid para acompañarla en los meses en los que decidía cuál iba a ser su futuro. Finalmente, optó por una carrera universitaria y por cursarla fuera de España.