Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

corrida de toros el litri
Gtres

"Vi cómo un toro sufría hasta la extenuación por culpa de la torpeza de El Litri a la hora de matarlo"

Anda circulando por internet una fotografía que me hicieron en una plaza de toros de Las Ventas. Pretenden con ella sacarme los colores pero lamento comunicar que están errando el tiro.



Me alegra que hayan rescatado esa fotografía porque fue precisamente ahí donde comenzó a fraguarse mi rechazo al mundo de los toros. Yo, que tenía un abuelo que saltó de espontáneo a la Monumental de Barcelona, que durante un año tuve mi abono en esa misma plaza y que también fue ahí donde me emocioné con una faena de Paco Ojeda, comencé a cuestionarme mis gustos en Las Ventas.

 

En la barrera desde donde vi muy de cerca cómo un toro sufría hasta la extenuación por culpa de la torpeza de El Litri a la hora de matarlo. Todavía recuerdo cómo se quejaba el toro e imagino que estaría deseando que El Litri acabara cuanto antes. Pero no acababa. Y la agonía fue larga, triste, demoledora. No voy a ser yo quien discuta el chorro de arte que existe en una corrida y lo que le rodea. Pero ha llegado el momento de reflexionar. De pensar si queremos seguir disfrutando con la muerte de un animal.

 

Ya no sirve que utilicemos coletillas como “el toro bravo nace para morir”. Todos nacemos para morir. Pero también  a todos nos gusta que, llegado ese momento, no haya gente que disfrute con nuestra muerte.

 

Hay taurinos que se defienden afirmando que pretendemos humanizar a los animales. No. No va por ahí el asunto. Lo que nos gustaría conseguir es que los humanos nos humanizáramos más.

 

Rescato una frase de Joaquín Sabina en la brillante conversación que mantiene con Risto en ‘Viajando con Chester’: “Yo no discuto con los antitaurinos porque tienen razón. Pero seguiré yendo a ver a José Tomás”. Como frase está muy bien, Sabina. Pero ha llegado la hora de demostrar que tu sensibilidad no sólo la guardas para escribir  canciones históricas.

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