"Venimos para quedarnos. De aquí a la eternidad"

Cinco años de programa, más de cuatro horas diarias. Comenzamos haciéndolo pasada la una de la madrugada en un plató tan chiquito que no podíamos movernos mucho porque nos cruzábamos con las cámaras. Carlota Corredera me ha recordado que en el primer programa dije: “Venimos para quedarnos. De aquí a la eternidad”. Supongo que pronunciaría la frase con convicción pero con no muchas esperanzas de que el programa se convirtiera en lo que se ha convertido. Que todavía no sé muy bien lo que es: un reality, una novela, un programa de corazón. Quizás ahí radique el éxito de ‘Sálvame’. En la ausencia de reglas, el escaso apego a un formato predeterminado, la conciencia de pertenecer a un universo muy propio que cambia sus leyes con una frecuencia endiablada. Me pide Luis, el director de esta revista, que cuente lo que nunca se ha contado de ‘Sálvame’. Y después de darle muchas vueltas al asunto llego a la conclusión de que del programa se ha contado todo. Incluso lo que no queríamos. Los espectadores conocen nuestras debilidades, nuestras relativas grandezas, nuestros miedos, nuestras partes oscuras. Los colaboradores y yo mismo hemos manifestado en alguna ocasión el hartazgo que nos ha producido ‘Sálvame’, algo inaudito en un programa de televisión comme il faut. Pero ‘Sálvame’ es, afortunadamente, de todo menos un programa corriente. Los estrechos de miras lo relegarán a la categoría de “telebasura” y darán su análisis por zanjado. Poca consideración me merece esa definición. Que un programa aguante tantísimas horas y con tantísimo éxito en la parrilla de una cadena indica que tiene algo que engancha. No me corresponde a mí teorizar sobre él pero lo que sí puedo decir después de cinco años es que ‘Sálvame’ ya forma parte de la historia de la televisión de este país. Y que después de cinco años sigo queriendo hacerlo. Escribo estas líneas un domingo, montado en el AVE que me devuelve a Madrid. Mañana lunes comenzarán las celebraciones con una rueda de prensa en el Teatro Lara. Gracias a todo el equipo que lo hace posible y gracias a los colaboradores.