Veo trozos sueltos de ‘OT: el reencuentro’ y concluyo que el personaje más interesante de todos es Rosa. Mientras la mayoría de concursantes de la primera edición están sumidos en la autocomplacencia y en el ombliguismo, Rosa tiene la suficiente inteligencia para preguntarse si todo lo que han vivido no es más que un sueño. Es hábil, lista, emocionalmente desequilibrada y poco dada a amarse a sí misma. Rosa es nuestra Édith Piaf patria. No se quiere, pero el público la adora. En su sufrimiento radica su grandeza. Bisbal podrá vender más discos que ella, pero jamás despertará tanta ternura como la muchacha cuya única ilusión era montar un asadero de pollos. El llanto de Rosa es nuestra alegría.