Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier con su madre
Alfredo Garófano

"No me gusta que mi madre viaje sola en AVE. A ella le cabrean estas preocupaciones mías"

El sábado llegan a casa mi hermana Ana y mi madre. No me gusta que mi madre viaje sola en AVE. A ella le cabrean estas preocupaciones mías: “Pero tú qué te piensas, que no puedo viajar yo sola o qué”. “Te puedes caer”, le contesto. “Eso le puede pasar a cualquiera”, contraataca ella. Y yo sé que está a punto de decirme que el que se cayó en casa y se rompió el codo fui yo. Pero no lo hace para que no la liemos. Mi hermana habla por los codos, precisamente. Muchísimo. Yo soy incapaz de seguirle el ritmo y me quedo aturdido con tanta palabrería. Con ella me pasa una cosa curiosa: cuando habla me deja noqueado y cuando se calla le pido que me cuente algo. El sábado por la noche vienen a verme al teatro. Me emociona saber que están en la platea. El domingo por la mañana mi hermana vuelve tan pronto a Barcelona que no me puedo despedir de ella porque estaba durmiendo como un cesto. Pronto. Mi madre está ahora hablando de él, de nuestro cocker que estuvo con ella cerca de quince años. Mientras acaricia a nuestros galgos nos cuenta que todavía tiene guardado su collar. Y que no lo ha lavado para que siga conservando su olor.

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