Andaba la Campos un poco revuelta últimamente. Demasiadas especulaciones e incertidumbres sobre su futuro laboral. Pero una vez que la cadena ha decidido retirar 'Qué tiempo tan feliz' parece que se ha relajado. Cerrar un programa después de ocho años de emisión no es un fracaso; es un milagro. Lo raro es que los programas duren tanto. No me gusta cuando con un tono despectivo aconsejan a Teresa que se retire. Creo que todavía le quedan cosas por hacer y por decir. Si yo fuera Teresa me gustaría formar parte de un programa dirigido por gente joven que no viera en ella a la gran estrella de la televisión sino a una profesional que tiene que seguir ganándose su puesto. Campos, como todos los que nos dedicamos a esto, necesita que la cuestionen, que la hagan dudar, que la obliguen a enfrentarse a nuevos retos. Sólo así evitas acomodarte y seguir tirando de recursos de repertorio. En su nueva etapa profesional veo más a Teresa rodeándose de 'hipsters' que compartiendo plató con las amigas con las que juega a las cartas. Su aspiración debería ser convertirse en musa indie.