Me gustó que ‘Supervivientes 2015’ lo ganara Christopher. Fue muy interesante su evolución en el concurso: al principio no daba más juego que una palmera pero poco a poco empezó a conquistar a la audiencia con su peculiar forma de ser, que la verdad es que tampoco sabría cómo describirla. Luego lo he visto en algún plató y me ha sorprendido su entereza y su frialdad. Pese a que se trataban temas muy escabrosos relacionados con su familia él parecía más preocupado por que su rocambolesco peinado no se desmontara. Me sorprende lo que se está contando de su familia. La María Luisa que yo conozco –la matriarca– no tiene nada que ver con esa bruja que están dibujando en los platós. Es una mujer muy educada, simpática, divertida, con mucha retranca. Exquisita en el trato. Nos tenía seducidos a todos. Las maquilladoras y las peluqueras hablaban maravillas de ella. Hay algo que no me cuadra en esta historia. Estoy con Kiko Matamoros cuando dice que no entiende cómo participan en tantos programas de televisión si tienen tantas movidas internas. Me cae muy bien María Luisa. Me gustaría hablar con ella a ver qué pasa. Si no puedo, permaneceré atento a la pantalla. La familia promete darnos mucho juego.