Navegar es una actividad que forma parte del patrimonio cultural holandés.

El agua, y concretamente el dominio del agua, es una de las riquezas de los países bajos, que han crecido ganando terreno al mar y han prosperado no solo canalizando el agua (el rey Guillermo Alejandro es experto en gestión de recursos hidráulicos) sino navegando a mar abierto. Holanda ha sido un país colonizador y el rey lo es todavía de Curaçao, Aruba y Sant Martin, antiguas Antillas holandesas.

De manera que el desfile naval de esta tarde ha sido una ocasión para mostrar, con un gran espectáculo, esta tradición náutica de la que los holandeses están orgullosos. La fiesta la organizó el ayuntamiento de Amsterdam y consistió en un crucero por unos 5 kilómetros del río Ij, desde el instituto del cine EYE, donde escucharon la Canción del Rey, hasta el Auditorio de Música donde se celebró la cena de gala.

El crucero de los reyes ha sido escoltado por decenas de embarcaciones: deportistas de lujo, como la tripulación del Ocho de remo que ganó el oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 o el windsurfista, también oro olímpico, Dorian van Rijsselberge. El deporte estuvo también representado en las orillas del río, desde donde gimnastas y patinadores saludaron a la pareja real.

También hubo demostraciones culturales: el Ballet Nacional ofreció varias coreografías, el famoso Dj Armin van Buuren una actuación multitudinaria y el mejor carillonero de Holanda tocó sus 50 campanas instaladas en un pontón móvil.

La embarcación real estuvo escoltada por cientos de barcos: estrellas del cine, de la música, un barco del Orgullo Gay y muchos decorados con motivos folklóricos, 123 embarcaciones del patrimonio histórico, 14 grandes valeros, 7 barcos de la Marina, uno con una banda militar de música, y hasta una réplica de un barco del zar Pedro el Grande.

El viaje terminó con un saludo de todos los buques haciendo sonar sus sirenas y una demostración de varios barcos contra incendios.