Mireia Belmonte, a pesar de su arrolladora carrera como deportista no fue la abanderada de España en la gala de inauguración de los Juegos Olímpicos de Río. Fue Rafa Nadal. Pero ella se ha llevado una satisfacción mayor, conseguir la primera medalla que hemos logrado en estos JJOO.

La de Badalona, con algunas compañeras, montaron su propia gala inaugural en el hotel, lo grabaron y lo colgaron en la red. Un vídeo en el que no hay fuegos artificiales, ni llamativos números de baile, pero se respira una ilusión tremenda que este fin de semana culminó con la medalla de bronce la nadadora. Pero, ¿cómo es Mireia de una manera más privada?

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Belmonte, que comenzó a nadar cuando era una niña para mejorar su escoliosis, es hija de inmigrantes andaluces que se establecieron en Cataluña. La deportista, que tiene 26 años, participó en sus primeros Juegos en el año 2012. Desde entonces se ha convertido en una de las mayores figuras de nuestro deporte, donde consiguió dos medallas de plata. Ahora repite hazaña obteniendo la tercera de su carrera y convirtiéndose, además, en la primera nadadora en lograrlo.

Su madre, Paqui, destaca dos virtudes importantísimas de Mireia, que la han llevado a estar donde está: arrojo y fuerza. La valentía y la entrega que siempre ha demostrado su hija desde los 5 años, edad en la que empezó a nadar como terapia, han conseguido que sea la campeona que es hoy. La orgullosa madre ha resaltado que desde pequeña trató de inculcarle estos valores de los que hoy presume.

La nadadora también cuenta con el apoyo de su pareja, el piragüista asturiano Javier Hernanz. Hace dos meses su nombre saltó a la palestra para defender a su chica. Mireia había recibido por parte de una compañera un fuerte golpe que dejó su cara amoratada. Así explicó Javier el incidente en las redes: “La competitividad entre deportistas del mismo país levanta el nivel. Pero utilizar técnicas antideportivas es sancionable”. El piragüista se refería al encontronazo vivido en la piscina entre Belmonte y Erika Villaécija, que respondió a las acusaciones del asturiano. “En cuanto he visto la noticia me he puesto a llorar. Estoy indignada. Quien me conoce sabe que yo nunca pegaría a nadie a propósito y menos aún a una compañera. Están intentando manchar mi reputación y no lo pienso tolerar. Llegaré hasta donde sea, incluso a tomar medidas legales”, comentó Mundo Deportivo. Belmonte, como era lógico, también tuvo que salir al paso “las aguas abiertas son una disciplina donde hay mucho contacto entre nadadores. Los golpes que se dan en ocasiones pueden ser intencionados o fortuitos. En mi caso quiero creer que fue un acto hecho sin maldad, ya que siempre debe prevalecer el deporte limpio”.

A pesar del deporte de alta competición, Mireia trata de mantener una vida privada lo más normal posible. Salidas con su chico, almuerzos con sus amigas de toda la vida y juegos con su querido perro, London. Una chica de 26 años como cualquier otra, pero que ha hecho historia en los JJOO.