Posiblemente, cuando uno dice Paris en lo que menos piensa es en la capital francesa. Icono entre los iconos, musa entre las musas, influencer cuando ni siquiera sabíamos que esto iba a ser una profesión, Paris Hilton inventó todo. O casi. Con el peso de un apellido y una fortuna inmensos, la entonces heredera de un imperio hotelero dijo no a los corsés y las tradiciones e hizo de su vida su propia marca. Todo el mundo quería ser Paris. Y lo mejor: todo el mundo quiere serlo hoy en día. “La gente se está dando cuenta de que no soy una rubia tonta, sino que era muy buena fingiéndolo”, afirma desde la portada del nuevo número de la revista Instyle. Y es que Paris está más de moda que nunca.

Paris Hilton

Paris Hilton, en el nuevo número de Instyle España

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Serena, cabal y con los pies muy en el suelo, Paris Hilton es consciente de la influencia que ha supuesto en los últimos veinte años. Dos décadas en las que la reina de Nueva York ha madurado, ha emprendido mil y un fructíferos negocios y ha hecho de su nombre, su imagen y su estética una marca imbatible. “Yo soy la personificación de los 2000. En aquellos años no tenía estilista, ni representante ni publicista”, se sincera desde las páginas de Instyle España. “La gente de la alta sociedad de Nueva York se preguntaba: “¿Por qué viste así esta chica?”.

Y es que cuando todos todavía nos estábamos familiarizando con esto de internet y la exposición mediática -y lo que nos quedaba por delante- Paris ya lo había hecho todo. Sus looks creaban escuela, su forma de posar ante las cámaras renovaba un panorama que no estaba preparado para un fenómeno así, todo lo que tocaba se convertía en oro. “Yo nunca he seguido tendencias; lo que me ha gustado ha sido crearlas”, reconoce sin ápice de pudor. Y es que cuando hasta Warhol te nombró una estrella, no tienes necesidad alguna de tenerlo.

Paris Hilton

París Hilton, icono definitivo de los 2000

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“Sigo brillando, sigo siendo amable y auténtica, continúo vistiendo de rosa y definiendo la cultura pop... pero he madurado”. Paris Hilton ahora está felizmente casada, se mantiene fiel a sus amigas de siempre -incluso plantó al propio Biden para acudir a la boda de Britney Spears- y tiene claro que el futuro pasa por el trabajo. Ni un hueco en su agenda hasta 2024 y no parece estresarse lo más mínimo. “Incluso los días que descanso soy incapaz de dejar de trabajar, me encanta lo que hago”, reconoce. Claro que, alguien en su sano juicio, ¿querría dejar de ser Paris Hilton ni que fuese un segundo?

Cuando la estética de los dos mil está más presente que nunca, cuando el rosa ha inundado colecciones y armarios, cuando el brilli-brilli, la purpurina, los unicornios y los abrigos de pelo blanco forman parte de nuestro día a día, solo nos queda encomendarnos a Paris. La santa a la que rezamos. La estrella que nos ilumina. El icono definitivo.

Paris Hilton Instyle

Fotos: The Morelli Brothers
Realización: Francesca Rinciari
Maquillaje: Steven Tabimba
Peluquería Eduardo Ponce
Asistentes de realización: Piluca Valverde y Belén Prieto Bueno
 

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