Marisa Jara recibe el alta tras ser intervenida de un tumor maligno: "Ya en casa"

"Familia, ya estoy en casa". Con estas palabras, la modelo Marisa Jara (43 años) comunicaba su alta hospitalaria después de que tuviese que ser intervenida para extirparle un tumor maligno que le habían detectado en el ovario derecho. Estable y recuperada, la modelo informaba casi al minuto a todos sus seguidores de los progresos después de la operación. Por suerte, todo ha ido mejor de lo que se esperaba y ya puede coger fuerzas en casa rodeada de los suyos.

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Marisa Jara recibe el alta

Ha sido un duro trance pero del que se ha recuperado con fuerzas. No es la primera vez, por desgracia, que Marisa Jara tiene que ponerse en manos de los médicos. La modelo lleva en su haber muchas operaciones y también muchas lecciones de vida. Toda una luchadora, Marisa se ha enfrentado con fuerza a esta última intervención. Los médicos detectaban un tumor maligno en el ovario derechos y procedían inmediatamente a su intervención.

Tras unos días ingresada, Jara regresaba a casa para estar con los suyos. Su familia es su gran apoyo en estos complicados momentos. Gracias a ellos se encuentra con fuerzas para retomar su vida y recuperarse de los achaques propios de una operación de estas características.

Las primeras palabras de Marisa Jara

La diseñadora, siempre con su impecable actitud positivista a pesar de los distintos golpes que le da la vida, hacía un gran esfuerzo para poder escribir unas palabras en su Instagram después de ser operada. “Familia no tengo muchas fuerzas pero os quería escribir desde el hospital”. El texto iba acompañado de una imagen suya en la cama del hospital esbozando con los dedos un ‘estoy bien’.

Marisa Jara, desde el hospital tras ser operada de un tumor maligno

"Estoy recuperándome y quiero daros las gracias a todos por vuestros mensajes con tanto amor y tanto cariño que os escribo y se me saltan las lágrimas porque este cariño me llega y me hace más fuerte", continuaba en su publicación tras el susto que ha azotado nuevamente a su entorno cuando empezaba a recuperarse tras la pérdida de su bebé a finales del año pasado.

Marisa Jara, agradecida y con fuerzas

Marisa dedicaba unas palabras a los médicos que la han operado y tratado, así como al hospital Viamed de Sevilla donde se encontraba ingresada en ese momento. La modelo confirmaba que su recuperación está en proceso y que se siente muy halagada con las muestras de cariño que está recibiendo tras la operación. Algo a lo que muchos no han dudado en responderle a través de sus redes sociales, ya sean personajes famosos o anónimos.

Pero, sin duda, su mayor apoyo está siendo Miguel Almansa, al que le dedicaba unas tiernas palabras: “Eres mi vida entera junto a mi Tomasito, no os puedo amar más”, indicaba la diseñadora, haciendo referencia también a su hijo. Por ello, deseamos que esto le sirva para coger más fuerzas aún y seguir recuperándose y olvidar este trágico momento.

El calvario de las operaciones

Nadie nunca se acostumbra a someterse a operaciones pero si hay alguien que, muy a su pesar, sabe de intervenciones quirúrgicas es Marisa Jara. Todo comenzó hace aproximadamente 5 años cuando la sevillana trataba de ser madre y en una de las revisiones se encontró con la mala noticia de un mioma de 15 centímetros que le ocupaba prácticamente todo el útero.

Tras esto llegó el cáncer de estómago y con él unas 19 operaciones más, algo que cambió su forma de ver la vida pero siempre se mantuvo motivada por su deseo de ser madre. Esta ambición se vio cumplida al dar a luz a su hijo, al que ya hemos dicho con anterioridad las palabras emotivas que le dedica.

Por ello, la extirpación del tumor maligno del ovario derecho es una operación más que añadir a su lista. Este tumor se lo diagnosticaron cuando decidió ir al hospital a realizarse unas pruebas médicas tras sufrir unas molestias, ya que había perdido a su bebé en diciembre y no sabía si podía estar relacionado con ello. No obstante, confiemos en que la modelo hispalense siga recuperándose y siga mostrando su sonrisa y contagiando alegría allí por donde aparece.