Lo que ocurrió el siete de agosto de 2004 marcó, de manera trágica, todos los agostos que a partir de entonces tendrían que vivir los Vaquerizo. En una fatídica jornada, esta familia perdía al mayor de los hermanos, Ángel. Cada año llega el aniversario y cada año se produce la misma avalancha de recuerdos entreMario, Marta y Alaska. Es, sin duda, el día más duro de todo el calendario.

Pero este año resulta especialmente difícil. Mario no ha estado en su mejor momento de salud, y todo debido a la enfermedad degenerativa que padece y que, como él ha explicado, “acaba en artrosis crónica”. “Soy muy mal paciente, el dolor continuado no lo soporto. No puedo correr ni peinarme con el secador, pero beber cerveza sí”, contó en su día.

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Pero, hace 15 años, Mario hizo frente a otra clase de dolor. La muerte de Angelito, como todos le llamaban, cuando este solo tenía 32 años y arrollado por una ambulancia, “cuando estábamos en el mejor momento”, como contó Mario a Bertín en 2015, le destrozó. El repentino fallecimiento de su hermano cayó en la vida de sus seres queridos como una bomba atómica, destrozándolo todo. Al líder de Nancis Rubias le costó mucho tiempo no solo volver a ser quien era, sino recuperar la sonrisa. Estaba aniquilado por dentro.

El accidente dejó trastocados no solo a sus hermanos, Mario y Marta, y a sus padres y tíos, sino también a su cuñada. Alaska, que también quería mucho al joven, sintió de manera muy profunda su pérdida y sigue recordándole con gran pena, “siempre con nosotros”, dice al compartir una foto del ángel de los Vaquerizo.