Mientras Terelu celebraba una cena con su hermana, Kike Calleja y otro par de amigos en un restaurante de Alcobendas, Lydia Lozano, su compañera en su misma situación, es decir, cuyo puesto en ‘Sálvame’ también ha sido puesto en entredicho, celebraba otra cena con amigos en su casa. Exacta situación, exacta manera de evadirse de una de las peores tardes vividas en el trabajo.
Al llegar a casa, donde minutos después Lozano recibiría a su círculo de amistades más íntimo, la esperaba unos reporteros de LOOK, a los que muy educadamente dedicó unas palabras. No estaba en su mejor momento anímico, pero la periodista como la gran profesional que es (y habiendo estado tantos años en la calle haciendo lo mismo) trató de contestar las preguntas que le realizaban.
Su teléfono no paraba de sonar, “me está llamando todo Dios”, se disculpaba. “Me reafirmo en lo que he dicho esta tarde. Hoy me he explayado mucho, comprendo que tú me quieras sacar un titular porque yo me he dedicado a esto. Pero creo que ya he dado muchos titulares en la tarde de hoy”, decía con un hilo de voz. Se la veía cansada, pero, sobre todo, triste y profundamente decepcionada con la que ha sido su ‘casa laboral’ los últimos ocho años de su vida. Enterarse así, por otro medio y en directo, de que peligra tu cabeza no es agradable.
Como tampoco lo fue la reunión que posteriormente ella y su compañera mantuvieron con La Cúpula. “Ya habéis visto las imágenes. Se me ve llorando, a Terelu llorando y no es agradable…”, de ese encuentro con la dirección de la productora del espacio, Lydia ha salido con mucho acerca de lo que pensar, “tengo que meditar muchas cosas y ya está”.
De una cosa está orgullosa, de su trayectoria en ‘Sálvame’, “tengo la cabeza bien alta”.
Finalmente se despedía de los reporteros con una sonrisa triste y se metía en casa, “chicos, tengo una cena y voy a intentar olvidarme un poquito de este día”.