Juan Manuel, Masterchef: "No quiero ser solo un personaje televisivo"

Juan Manuel Masterchef

Dice que aún le cuesta asimilarlo, que le da miedo incluso todo lo que se le ha venido encima pero, como hizo con las críticas del jurado sobre sus primeros platos, le dará la vuelta, igual que a una tortilla, a la situación y la aprovechará para crecer como cocinero.

“No quiero ser sólo un personaje televisivo”, recalca. Juan Manuel, el ganador de la primera edición de Master Chef, el programa revelación de la temporada, ya ha cumplido su sueño: “las puertas se me han abierto”, señala con timidez pero siempre con los pies en la tierra. “Soy un amateur. Ahora, hay que estudiar para dar el paso a ser un gran chef”.

Vestido con su chaquetilla blanca y su nombre bordado en rojo sobre su pecho, habló para LECTURAS sobre su paso por el programa, sus meses de aislamiento con sus compañeros, sus favoritos, sus proyectos y la nueva vida comienza. “A pesar de que me pasó lo del fallecimiento de mi padre, tengo que agradecer a Dios la oportunidad que me ha dado. Le voy a sacar el jugo al máximo”.

La primera prueba ya está conseguida: ganar. Y ahora, ¿qué?

- Ahora queda la otra parte. La vida de verdad. Este es el inicio de una etapa, las puertas se han abierto, ahora me toca formarme y seguir trabajando.

¿Cuando comienzas tus clases en Le Cordon Bleu?

- Empezaré a mediados de octubre.

¿Y en la cadena de restaurantes Bilbao Berría?

- Me han surgido varias cosillas. Lo primero, para el día 16 o 17, sacar el libro con mis recetas, en las que estarán los platos con los que fui galardonado durante el programa. Pero también habrá nuevos. Entrantes, primeros, segundos y postres. Luego está mi curso y si puedo trabajar en Madrid, mejor.  El trabajo que me ofrece Bilbao Berría es un trabajo muy bueno, pero ellos no tienen todavía instalaciones aquí. Mi intención es hacer mis estudios. Entonces ya tomaré una decisión. Ellos me dicen que me esperarán, que de corazón quieren que trabaje para ellos. Su oferta es muy interesante. Tienen restaurantes en Bilbao, en Barcelona, en Formentera, en Londres… Pero, como digo, mi sueño era estudiar. Estudiar hostelería. Ahora tengo la oportunidad de hacerlo y no la voy a desaprovechar.

No quieres precipitarte.

- Quiero una titulación. No quiero ser solo un personaje. Quiero ser chef y quiero mi certificado de estudios. También me gustaría trabajar con Jordi Cruz, que me ha dicho que su casa está abierta para mí. Así que, si puedo, me iré con Jordi. O con Martín Berasategui, que también me dijo lo mismo. ¿Sabes? Me gustaría hacerme un recorrido por las buenas cocinas de este país.

Claro, ahora que puedes, hazlo! ¿Pero no te da miedo de que esto pase y todo se acabe?

- Por supuesto que me da miedo, pero tienes que saber asimilarlo, saber lo que quieres en la vida y, a continuación, que no te importe lanzarte. Cuando tienes pasión, ganas de trabajar y si lo que tienes es verdaderamente vocación, te lanzas seguro. Y yo me voy a lanzar. Se me han abierto las puertas, tengo que aprovechar al máximo, quiero que esto pase en su justa medida. Sé que es un boom, pero con los pies en el tierra y las cosas claras, puedo aprovecharme de lo bueno que tiene.

¿Ese es el consejo que te dio tu madre cuando ganaste?

- Mi madre me dio un par de besos. No me acuerdo de nada de lo que pasó en el momento en que dijeron mi nombre. De hecho, todavía estoy en una nube. Recuerdo que la familia nos dimos un apretón muy fuerte, que mi hermano me cogió y me zarandeó. Seguro que me dijo algo, pero no me enteré de nada (risas). Imagino que me diría lo que me ha dicho siempre, que ha visto que he conseguido lo que tanto quería en la vida. Ella siempre quiso lo mejor para mí. A pesar de que me pasó lo del fallecimiento de mi padre, tengo que agradecer a Dios la oportunidad que me ha dado. Le voy a sacar el jugo al máximo.

¿Tu padre te protege?

- Yo creo que sí. Creo que después de la muerte, el alma de la persona se queda con quienes lo quieren. Yo creo en ello. Sé que siempre ha estado a mi lado.

¿Qué fue lo que más te costó del programa?

- Las cámaras. Soy una persona que pasó de ser un chico normal a tener 18 cámaras encima, grabándome. Que si totales, que si repetimos… Es muy duro cuando desconoces totalmente el mundo de los medios. Y, la verdad, al principio me fue bastante mal. Me daba un poco de vergüenza, pero a medida que pasaba el tiempo, tomas confianza, afinidad con los cámaras, te haces amiguete, y te vas soltando. Y luego estaba despegarte de tu familia. De mi chica, de estar juntos casi siempre a estar separados. Pero en la vida nada te lo dan regalado si no haces un esfuerzo.

Porque, ¿cuánto tiempo estuviste separado de ella?

- Tres meses. Estábamos en una casa en Madrid en la que estábamos totalmente aislados. No podíamos ni ver la tele y teníamos 10 minutos cada día par hablar con la familia. Solo nos teníamos a nosotros, a los compañeros. Tuvimos tres meses de convivencia absoluta. Estábamos concentrados como los deportistas de elite. Y luego paralelamente a las grabaciones, teníamos clases de cocina. Nos enseñaban a emplatar, a deshuesar un pollo…

¿También el jurado hacia de profe?

- Noooo. El jurado supervisaba. No los veíamos casi. Para que no confraternizarámos con ellos, para que no hubiera favoritismos ni nada. Ellos entraban por un lado mientras nosotros cocinábamos; nos veían, probaban y una vez que pasábamos la evaluación,  ellos salían por un lado y nosotros por otro.

¿Te daban miedo?

- Mucho. Se me ponía el corazón a mil cuando los veía. Pero luego me fue acostumbrando, me decía: 'Juanma relájate'. Pero aún, les tengo un poco de miedo (risas).

Y los compañeros se convirtieron en tus competidores pero también en tu familia.

- Nosotros teníamos claro que era una convivencia de tres meses y que la competición era competición, pero en el programa, pero la casa y el día a día era otra cosa. No hubo malos rollos entre nosotros nunca. Hemos sido compañeros todo el rato hasta que llegaba el momento de competir que, ahí, cada uno intentaba buscar su sitio.

¿Te refieres a José David? Él era como el malo del programa.

- (Risas) ¡Qué va! Durante la convivencia con él, no hemos tenido ningún roce ni nada. Todo lo contrario. Es un tío normal y corriente. Alguna noche, hemos cenado juntos, hemos tomado una copa, pero sí que es cierto que cuando llegaba la competición, la competición era la competición. Puede ser que le hayan dado el papel de malo pero como tío estoy seguro de que tiene un buen corazón.

¿Te esperabas ganar?

- Sinceramente, no me lo esperaba. Desde el primer momento, vi que había una gran rivalidad. Todos los compañeros trabajaban muy duro y yo, a partir de las críticas, me di cuenta de que tenía que cambiar de metodología, de técnicas a la hora de trabajar. Tenía que superarme a mí mismo.

Todo el mundo valoró tu gran evolución.

- Sí. Yo también creo que he crecido bastante. También me he notado una evolución drástica. Hasta llegar a hacer, como me dijo Ferrán Adriá, platos de restaurante de gran nivel.

Sin embargo, para pasar a la final, volviste a tus orígenes. A la zarzuela de pescado.

- Es que me considero un cocinero de cocina tradicional aunque a veces les dé toques de cocina creativa. No obstante, yo me defino más como cocinero tradicional. Es lo que soy, lo que he vivido. Es la comida que me gusta comer y que me gusta hacer.

¿Pero los platos combinados…?

- Olvidados. (Risas). Supongo que lo mío será reinventar la comida tradicional. Dar otra estructura. Reconstruirla. Comida de siempre pero con un toque más elegante, más innovador. Y para ello necesito aprenderlo todo. Soy un amateur, hay que estudiar para dar el paso a ser un gran chef.

Dices que no te lo esperabas, pero ¿te sorprendió ganar?

- Sí que me sorprendió. Es que todos tenían mucho nivel. Al principio, les veía, y decía: 'madre mía, que nivelazo'. Me veía un poquito inferior.

¿Acomplejado?

- No, acomplejado no, pero sí vi que cada uno tenía una manera de trabajar y una técnica. Y la mía era anticuada.

¿Y el mayor rival a batir?

- Uf. Muchos. Evidentemente, Eva. Es una gran cocinera. José David, que trabajaba platos de alta cocina. Efrén que a pesar de que su salida fuera rápida, era un gran chaval, supertrabajador con un gran potencia. También Clara, una chica súper abierta, muy buena con la repostería, su ravioli invertido nos puso a todos las pilas. Cualquiera de los quince podía haber ganado. Todos teníamos méritos.

Pero tú algo más, ¿no?

- Evidentemente (risas). Gané yo. Yo quería aprender. Después superarme a mí mismo y cuando llegué a estar entre los 5 mejores, ni me esperaba estar entre ellos, ni en la final y menos, ganar. Pero lo hice.

¿Montarás un restaurante?

- Ahora mismo no es el momento idóneo. Con el paso del tiempo, quizás sí. Tengo que aprender mucho, cuando me sienta seguro de mí mismo y tenga  recursos, no lo dudaré.

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