Por CONCHI ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS

 

Si repasamos el estado civil de los hijos de la duquesa de Alba, nos encontramos con que sólo uno está casado en estos momentos. Jacobo Fitz-James Stuart (se cambió el orden de los apellidos como su hermano mayor) es el único que sigue casado.

 

Así pues, en el funeral de Cayetana de Alba sólo había una nuera oficial: Inka Martí.

 

Carlos Fitz-James Stuart estuvo casado 12 años con Matilde de Solís-Beaumont, pero su matrimonio fue declarado nulo, y aunque años después se le llegó a relacionar con Alicia Koplowitz, en la actualidad se encuentra sin compromiso.

 

Fernando, el soltero

Alfonso Martínez de Irujo estuvo casado con María de la Santísima Trinidad Hohenlohe-Lagenburg, pero se divorciaron en 1987. Fernando José Martínez de Irujo nunca se ha casado ni tiene descendencia.

 

Cayetano Martínez de Irujo mantuvo un matrimonio de dos años con Genoveva Casanova, y en la actualidad mantiene una relación con la nadadora Melani Costa.

 

Eugenia Martínez de Irujo se casó con el torero Francisco Rivera Ordóñez, quizás el que fuera el hijo político favorito de la duquesa, pero se separaron y obtuvieron la nulidad de su matrimonio a principios de este año.

 

¿Y Jacobo? Jacobo, el tercero de los seis hermanos, el intelectual y el que más apartado se ha mantenido de las vicisitudes mediáticas que conlleva la aristocracia, estuvo casado durante 18 años con María Eugenia Fernández de Castro, y con ella tuvo a sus dos hijos, Jacobo y Brianda. Pero se divorciaron en 1998, y desde principios de los 2000 entabló relación con Inka Martí.

 

Modelo y presentadora

Antes de casarse con un Alba, Martí ya era conocida por sus trabajos como modelo y, sobre todo, como presentadora de televisión, con una carrera consolidada en la pequeña pantalla, llegando a conducir los informativos de TVE o las galas de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Le une al conde de Siruela su pasión por los libros y la vida contemplativa, lo que les llevó a retirarse a una masía del Empordà (Girona) y dedicarse en pleno a la edición, primero desde Siruela, y ahora deasde Atalanta. La pareja se casó en 2004 en una ceremonia íntima celebrada en Venecia y han seguido juntos desde entonces, lo que les convierte en el único matrimonio que se ha mantenido hasta el día de hoy entre los descendientes de la duquesa.

 

Polémica por la herencia

Desafortunadamente, a Inka y Cayetana no les unía la mejor de las relaciones. Cuando la duquesa se vio obligada por la familia a repartir su herencia para poder casarse con Alfonso Díez, en 2011, Inka pudo haber inclinado la balanza en contra de su marido. Y es que se rumorea que Inka le había hecho saber a Cayetana meses antes que la idea de casarse con Alfonso no era la más idónea.

 

Cuando el patrimonio de los Alba se reparte entre los hermanos, Jacobo sólo obtiene unas fincas rústicas, y la Duquesa argumenta que esto se debe a que ya había cobrado su parte de la herencia por adelantado, cuando le ayudó en la década de los 80 a lanzar su primera editorial, Siruela. Esa era la versión oficial, pero también trascendieron las palabras de Cayetana, en las que calificaba a Inka de “mujer mentirosa, mala y envidiosa”.

 

No fueron a la boda

El día de la boda, 5 de octubre de 2011, la pareja no pudo asistir por encontrarse de viaje en París, pero contribuyeron a paliar una polémica que se había sobredimensionado hasta llevar a los reporteros a las puertas de su residencia en Vilaür.

 

Finalmente, Cayetana y su única hija política se reconciliaron públicamente cuando, en la tradicional cena de Navidad, y tras dos años de ausencia, Jacobo e Inka estuvieron presentes en 2013 con toda la familia en el Palacio de Liria. Una cena que hoy se revela como la última que mantuvieron los Fitz-James Stuart al completo.