Vivir en Los Ángeles y tener un novio francés residiendo en París es, como menos, incómodo.

Eso es lo que le ocurre a Hilary Swank, que aprovecha los descansos entre rodaje y rodaje para mudarse a la ciudad del amor para pasar algunas semanas con su chico, Laurent Fleury.

Pero, claro, viajar tan lejos y por tanto tiempo, supone cargar maletas. Y, en el caso de Hilary, muchas y muy grandes. Tan cargada la hemos visto regresando a Los Ángeles para acudir, el próximo 2 de marzo, a la entrega de los Oscar, que cualquiera pensaría que se trataba de una mudanza definitiva, a juzgar por lo cargada que la vimos salir de la terminal, sujetando con una mano (por si era poco), a su perro.