Hervé Lèger no quiere que lleves sus vestidos si tienes curvas o eres lesbiana

“Si eres una lesbiana convencida, y llevas usando pantalones toda tu vida, no vas a querer comprarte un vestido Lèger”. Quien lo dice es Patrick Couderc, directivo hasta hace unas horas de Hervé Leger, puesto que, después de que estas declaraciones hayan dado la vuelta al mundo, lo han despedido de manera inmediata. “La marca celebra la sensualidad, glamour y feminidad sin hacer ninguna clase de discriminación”, han dicho en un comunicado.

Estas palabras fueron el último clavo en el ataúd de Couderc, que hasta ahora trabajaba en el Reino Unido para la compañía y que era alguien de lo más respetado en el sector. Por ese motivo, el periódico The Mail quiso hacerle en una entrevista y ahí fue donde Patrick dio rienda suelta a su misoginia. El exdirectivo hacía algunas 'recomendaciones' desde las páginas del diario para todas aquellas mujeres interesadas en embutirse uno de los carísimos vestido tipo ‘Bandage’ de la firma. Si podías desembolsar los más de mil euros que vale la prenda, tenías que andarte con cuidado, puesto que además de no estar hecha para todos los bolsillos, no parecía estar pensada para todas las mujeres, por lo menos desde la opinión de Couderec. Las féminas que debían abstenerse eran aquellas “voluptuosas, con caderas muy prominentes o con un pecho muy plano”. Gracias por ilustrarnos, pensábamos que las mujeres teníamos capacidad de decisión y podíamos hacer con nuestras vidas y cuerpos lo que quisiéramos. Con estos comentarios además estaba lanzando piedras sobre el propio tejado de la firma, puesto que celebrities como las hermanas Kardashian son verdaderas adictas a los ‘Bandages’ de Lèger, y ellas, como bien sabemos, son rotundas y maravillosas.

Además, Patrick también ponía mala cara cuando una mujer que sobrepasaba los 50 se ponía el vestido en cuestión. “Cuando ellas lo llevan no notan que su escote esta dos pulgadas más abajo. Tienes 55 años. Es hora de que no te vistas como si tuvieras 23”. Bravo. No se puede tener menos tacto.
Con unos comentarios semejantes la firma no podía permitir que este hombre hablara en su nombre, por lo que, tajantes, lo han puesto de patitas en la calle. Donde deberían de haber andado esperándole un buen puñado de mujeres de 55 años, otras lesbianas, un grupo de ‘curvies’, otras con poco pecho, y, en general, toda la humanidad femenina, para aclararle un par de cositas.