A Jorge Javier un día le cunde lo mismo que tres otoños a la gente 'normal'. Entendiendo como normal a alguien que no pasa la mayor parte de su tiempo ante el piloto rojo de la cámara encendido, subido a un escenario o escribiendo su muy seguido blog de Lecturas. Jorge genera contenidos y polémicas con el ritmo del zapateado de un bailarín de claqué. La última controversia de 2020 asociada a su nombre tiene que ver con el momento en el que, como un suflé, “todo lo que sube tiene que bajar”.