La tarde del martes 5 de diciembre, Esther Arroyo descubría cómo su nombre saltaba, entre susurros, a la palestra ‘Sálvame Diario’, ¿el motivo? Un ‘affaire’ en el pasado con Alonso Caparrós, nuevo colaborador del espacio. Él jugó con el secreto, pero, finalmente, su nombre acabó haciéndose público. Bien por un despiste, bien completamente adrede.
Nada más enterarse de que había sido una de las protagonistas de la tarde de manera completamente involuntaria, Esther se ponía en contacto con Alonso. La actriz le envió un mensaje privado que, tal y como ha dejado entrever el propio destinatario, no fue agradable. Ella estaba realmente enfadada con lo ocurrido. No entendía que su vida privada se viera expuesta por un antiguo ‘rollete’, algo sin importancia, que, tal y como contó Caparrós, fue solo cosa de una noche. Aunque a él le hubiera gustado que fueran muchas más.
Alonso, imaginamos que con un enorme cargo de conciencia por haberse ido de la lengua, colgó un tweet en redes: “Desde aquí pedir perdón públicamente a @estherarroyo_ por si algo ha podido molestarle u ofenderle. Para nada era mi intención”.
Al principio, él quería llamarla o mandarle un mensaje preguntándole si podía contar en televisión su escarceo, pero, al final, se lo contó a Kiko, Mila, uno de los directores del programa y hasta a una señora del público. Fue a Hernández a quien se le escuchó el nombre de Arroyo, pues pensaba que el micro estaba cerrado cuando no lo estaba… por lo que desde casa se pudo escuchar perfectamente el nombre de Esther cuando este pedía el teléfono de la actriz de ‘Periodistas’.
Aunque esta polémica ‘autoentrevista’ le puede haber costado una amistad, Alonso se ha metido en el bolsillo a sus compañeros de programa. El hijo de Ándrés Caparrós aseguraba estar “fracamente sorprendido y conmovido por ellos. Descubrí la auténtica naturaleza de los colaboradores. He encontrado un cariño que no me esperaba”, unas palabras que el resto ha aplaudido.