Por mucho que la miréis, jamás lo adivinaríais. Quizás se advierte algo de la princesa Diana en su mirada, una mirada profunda y algo triste. Y es que Kitty Spencer, hija del hermano mayor de Diana, Charles Spencer, solo ha heredado este rasgo de su célebre tía.

La joven, de 25 años, ha saltado a la fama a raíz de unas fotos publicadas en la revista Tatler. La joven aristócrata se ha metido a modelo para disgusto de su padre, que siempre quiso mantenerla alejada del foco mediático, pero está claro que su hija tenía unos planes bien diferentes… La joven ahora disfruta de su creciente fama y de los miles de seguidores que ‘likean’ las fotos de su cuenta de Instagram y que no dejan de repetirle lo bella que es. Está en la cresta de la ola. Pronto las marcas empezarán a rifársela y su ascenso meteórico no tendrá fin.

De momento ya ha descubierto los clubes de Londres a los que tiene que ir, y con quien dejarse ver. Otros miembros de la ‘beautiful people’ británica, hijos de duques, herederos de fortunas y multitud de niños bien que saben cómo gastarse las libras que papá les da cada semana. Como no podía ser de otra manera, la afilada prensa británica ya ha fijado en ella su interés y disecciona sus salidas y sus trabajos. Kitty está cumpliendo, punto por punto, todo lo que no quería que hiciera su padre…

Y es que Charles no está dispuesto a que la fama vuelva a llevarse consigo a otro miembro de su familia, y mucho menos a su hija primogénita.

De momento Kitty, o Lady Kitty, como prefiráis, ya tiene un representante que ‘la está moviendo’ por los círculos correctos y, calculamos, que unos meses será la nueva mejor amiga de Cara Delevingne. Al fin y al cabo, las it-girls necesitan otras como ellas para existir, y, sobre todo, desahogarse de su complicada vida.