Ayer la Academia de Cine, a través de Natalia de Molina y de Javier Cámara, hizo públicas las nominaciones para los próximos premios Goya que se celebrarán el próximo 4 de febrero. Entre las candidatas por mejor diseño de vestuario aparece un nombre muy familiar para los seguidores de ‘Cámbiame’ pues la estilista Cristina Rodríguez figura no solo una vez ¡sino dos!

La de Benidorm ha hecho realidad su sueño de volver a estar nominada, y, además este año lo logra por duplicado, por lo que sus posibilidades aumentan de manera considerable. Su trabajo como figurinistas en ‘No culpes al karma de lo que te pasa por gilipolllas’ y ‘Tarde para la ira’ la han convertido en la mujer de las dos candidaturas, todo un éxito profesional.

El próximo 4 de febrero, por tanto, podría hacerse realidad uno de los sueños de su carrera, recoger un premio de la Academia de Cine gracias a su estupenda labor vistiendo actores. Será la tercera edición en la que Rodríguez aparece como nominada, pero este 2017 podría ser la vez definitiva. Cruzaremos todos los dedos del cuerpo.

La estilista, cuando está en ‘Cámbiame’ hace continuas referencias a su trabajo en la gran pantalla y remarca que no son pocas las producciones que han llevado su sello ‘fashionista’. Se ha encargado de vestir a algunos de los actores más importantes de nuestro país, tratando de hacer cercano al público el personaje que estos representaban. Su trabajo, a diferencia del de sus compañeros de plató, muchas veces no trata de hacer ver bien a la persona que luce las creaciones, sino que esta resulte creíble. Que sea auténtica.

Parte fundamental para construir un personaje pasa por saberlo vestir de la manera correcta, destacando aquello que el director quiere transmitir y plasmando en telas algunos datos que no han sido puestos a disposición del espectador. Si hace un buen trabajo, el público entenderá de un simple vistazo aquello que en el guión está al detalle descrito.

¡Enhorabuena, Cristina! Si 2016 lo empezaste dando las Campanadas, 2017 puede arrancar dando el campanazo y llevándote un ‘cabezón’ a casa.