Los Clooney, como todo hijo de vecino, sufren los típicos nervios antes de recibir invitados a su casa. Y como a mucha gente, les surgen los peores imprevistos cuando menos lo esperan.
George y Amal lo tenían todo listo para la visita de los Obama a Villa Oleandra, su espectacular mansión a los pies del lago Como en Italia. Pero a última hora sufrieron un desastre que los hizo entrar en pánico: la majestuosa piscina de esta mansión que les costó casi 40 millones de euros estaba a la mitad de su capacidad y completamente helada. Imposible que Barck, Michelle y sus hijas nadaran en ella.
Así que el matrimonio tuvo que recurrir a un lampista que les ayudara en tiempo récord, pues esto pasó horas antes de que los Obama aterrizaran en Italia. El lampista, Dante Pennè, ha dado declaraciones al Corriere della Sera que dan una pincelada del estado de pánico que sufría el protagonista de 'Oceans Eleven' cuando llegó: “Qué carrera, llegué y estaban todos molestos. Giovanni me dijo '¡date prisa, date prisa!!". Estaban histéricos, les tuve que decir: “¡Déjenme trabajar, de lo contrario no podré arreglarla!".
Por fortuna Pennè hizo bien su trabajo y los Obama, que están de gira por toda Europa, no se enteraron de nada. No ha sido así con los vecinos de los Clooney, que están un poco hartitos de las necesidades del matrimonio. Muchos se han quejado de que han acaparado a todos los jardineros locales para arreglar los alrededores de su mansión, así que ellos tienen sus arbustos hechos una pena.
Además, como medida de seguridad, el alcalde decidió marcar una zona de exclusión, un área de cien metros alrededor de la Villa de los Clooney, durante la visita de los Obama para evitar curiosos y paparazzis.