Hija de Carolina de Mónaco, nieta de Grace Kelly, sobrina de Alberto de Mónaco… Carlota Casiraghi (38 años), desde que nació, lo tenía todo para convertirse en un icono de glamour, en un personaje mediático, en alguien que diera visibilidad a la Casa Real monegasca… Durante un tiempo, apuntó maneras en este sentido. Pero con el paso de los años, todo fue cambiando.
Carlota Casiraghi es ahora una de las personas más discretas de la familia real monegasca. Es cierto que de vez en cuando hace alguna aparición en algún evento familiar o en algún evento relacionado con el mundo de la moda. En esas apariciones se sigue ganando el apodo de heredera de su madre Carolina de Mónaco en lo que a la elegancia se refiere. Incluso hace unos días escribió una columna en el medio ‘Madame Figaro’ en la que habló de algunos aspectos de su vida que no suele abordar públicamente.
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Pero al mismo tiempo, siempre se habla de su máxima discreción. Porque todo lo relacionado con sus relaciones sentimentales y con los nacimientos de sus hijos, siempre lo ha llevado con el mayor hermetismo posible dentro de la popularidad que tiene. Un equilibrio entre mantenerse con buena imagen pero al mismo tiempo conseguir hermetismo que cuando se pertenece a una familia real no siempre es fácil conseguir.
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El análisis sobre el curioso caso de Carlota Casiraghi
Sobre esto, hemos hablado con Pau Sabaté, experto en marca personal e imagen, para así saber más sobre este objetivo conseguido por Carlota Casiraghi en lo que a su fama se refiere. Para empezar a hablar de la hija de Carolina de Mónaco, el experto ha hecho referencia a que “en lugar de hacer de su vida un escaparate, Carlota ha optado por una discreción constante que resulta llamativa precisamente por lo poco común”.
En cuanto a este curioso caso de alguien que lo tenía todo para sacar el máximo partido a su fama, el experto ha comentado esas dualidades de que “Carlota pertenece a una de las familias más observadas de Europa, pero ha decidido gestionar su imagen con calma, cuidado y una clara intención de preservar su privacidad”. Y tras ver los gestos que ha tenido en los últimos años, ha afirmado que “a pesar de tener el atractivo mediático necesario, Carlota no ha querido transformarse en una celebridad tradicional”.
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Para Pau Sabaté, hay algo a destacar de este logro de Carlota Casiraghi de haberse alejado del foco mediático pese a ser una Grimaldi.
“Lo interesante en su caso no es solo lo que elige mostrar, sino todo lo que elige no compartir. No tiene perfiles públicos en redes sociales, apenas da entrevistas personales, no responde al interés mediático con gestos o declaraciones”, ha dicho sobre esos movimientos que, más allá de sus apariciones, son los que han llevado a la sobrina de Alberto de Mónaco a conseguir esa complicada discreción. Una actitud por la que “Carlota se mantiene en un segundo plano, y esto ha definido gran parte de su identidad pública”.
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La comparación con su madre y su hermana
Al hablar del caso de Carlota Casiraghi, resulta inevitable compararlo con el de su madre Carolina de Mónaco. En su caso, a lo largo de los años, sí que ha estado mucho más expuesta mediáticamente. Por sus relaciones y por sus divorcios, por su bizarra relación con su ex Ernesto de Hannover, por polémicas como la tensa relación que mantendría con su cuñada Charlene, por los pasos que dan sus hijos, por su papel a nivel institucional como uno de los grandes apoyos de su hermano… Algo de lo que Carlota se ha desmarcado por completo.
El experto en imagen, nos ha dicho sobre este aspecto que “a diferencia de su madre, Carolina, que durante años su vida personal fue objeto de gran cobertura, Carlota ha levantado una barrera clara entre lo público y lo privado”.
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Una comparación que también hace mirar hacia Alexandra de Hannover, su hermana pequeña. Últimamente, la joven está dando pasos en el sentido contrario a los de su hermana Carlota. La hija que Carolina de Mónaco tiene con Ernesto de Hannover, cada vez va a más eventos y tiene actividad en redes sociales. De ahí que Sabaté no haya dudado en comentar sobre Carlota que “el contraste con su hermana menor, Alexandra de Hannover, resulta evidente”.
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Dos caminos diferentes a los que ha hecho referencia al explicar que “Alexandra, más joven y más presente en eventos y medios, parece cómoda en la exposición. Ha aparecido con frecuencia en revistas, se deja ver en redes sociales, y su estilo más juvenil y arriesgado ha captado la atención de una generación distinta”. Algo que le ha llevado a la conclusión de que “mientras Alexandra se muestra con naturalidad en ambientes públicos, Carlota prefiere moverse con más reserva, apareciendo solo cuando lo considera relevante”.
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La conclusión sobre la imagen de Carlota Casiraghi
Además, Pau Sabaté se ha percatado de otro de los logros de Carlota Casiraghi en lo que a la gestión de su imagen se refiere. Según el experto, “esto no significa que Carlota esté alejada del mundo. Por el contrario, tiene una vida activa en lo intelectual y cultural. Estudió Filosofía, fundó los Encuentros Filosóficos de Mónaco y mantiene una participación constante en actividades relacionadas con el arte y el pensamiento”. Unos gestos con los que ha dejado claro que “en lugar de hablar de sí misma, ha elegido enfocarse en proyectos que trascienden su figura y que reflejan sus intereses reales”.
Como conclusión sobre el momento en el que está Carlota Casiraghi a nivel imagen, Pau Sabaté ha afirmado que “esta manera de participar le permite conservar su identidad sin perder presencia". Desde su punto de vista como experto en marca personal, “este tipo de presencia selectiva, cuidada y sin sobreexposición, resulta efectiva. Parece que Carlota no busca agradar a todo el mundo ni competir por atención, pero su imagen se mantiene relevante justamente por eso, porque no se agota, no se desgasta”. Algo que conlleva que “cada vez que se la ve, despierta interés, precisamente porque no está siempre presente”.