Cuando nació Cristina, su madre, la reina Sofía, no se atrevía a mirar a Juan Carlos I a los ojos por miedo a leer en ellos la decepción. Era una niña. Otra más. La princesa griega no le había podido dar a la Corona un heredero. De nuevo, había alumbrado a una infanta, no a un futuro rey.
El amargor y la decepción propia la suplió con las palabras de cariño y ánimo que le dedicó la reina Federica, que también se encontraba presente en esa habitación de la Clínica Nuestra Señora de Loreto. La progenitora de doña Sofía destacó lo preciosa que era la bebé y lo sana que se la veía. A buen seguro, esa niña se convertiría en alguien muy fuerte. Y no se equivocó un ápice.
No, Cristina no fue el niño que todos esperaban. Jamás ostentaría el cargo de heredera al trono, y se tendría que conformar con ser la mediana. A veces, el lugar más desagradecido entre los hermanos, pero, que es, a la vez, donde estos más se autodeterminan y sacan más a relucir su verdadera personalidad. Justamente lo que acabó haciendo Cristina.
Cristina, destianada a ser la rebelde
Si Elena es la más Borbona de los tres y Felipe es el ojito derecho de su madre, a Cristina no le quedaba otra que ser la más independiente de los hermanos Borbón y Grecia. La primera que se valió por sí misma sin el respaldo de sus progenitores y la primera que desarrolló una carrera profesional lejos de la realeza
Es verdad que Elena se había formado para ser maestra y dar clases de inglés, pero su hermanita menor destacaba mucho más en los asuntos académicos, así como en los profesionales. Con Cristina, la Corona soñó que podía ser jugar a ser una persona normal.
Estas ganas de autodeterminarse y de buscar su sitio dentro de unas reglas encorsetadísimas la convirtieron, en ocasiones, en la rebelde de la familia, cuando, simplemente, buscaba definirse a sí misma. Esta etiqueta le acompañó hasta cuando se enamoró y no lo hizo de alguien con título nobiliario, sino de un deportista profesional.
Un amor polémico con Iñaki Urdangarin
Su matrimonio con Iñaki Urdangarin puso en jaque a los Borbones. Es verdad que Elena se había casado con un hombre que no pertenecía al círculo de príncipes y reyes, pero este, al menos, procedía de lo que los arcaicos llaman ‘rancio abolengo’. El jugador de balonmano tampoco destacaba por esto. Sin embargo, su amor salió adelante. La boda fue festejada y celebrada por todo lo alto. Tenía hasta cierta lógica que la menos ‘royal’ de toda la familia se casara con un completo plebeyo. Tuvieron cuatro hijos y pensaron que el amor podría con todo, sin embargo, hay ocasiones que el amor no es suficiente.
Por Iñaki, Cristina se sentó en el banquillo de los acusados por blanqueo de capitales. Y por Iñaki provocó la peor crisis en la Corona hasta entonces (aunque después vendrían otras). Por él se alejó de su familia y su hermano le dio la espalda para enmendar la imagen de la monarquía. Por él, fue a visitarle a prisión durante los tres años que cumplió condena en la cárcel de Brieva. Por él vio cómo el corazón se le hacía añicos cuando este se enamoraba de otra y su matrimonio quedaba hecho trizas.
Una psicóloga opina sobre los 60 años de Cristina
Y así llegamos hasta el día de hoy en el que Cristina, la rebelde, alcanza los 60 años y lo hace sin poderse quitar la sombra del hombre al que más ha querido y que, irónicamente, más dolor le ha provocado. Hemos querido hablar con la psicóloga Lara Ferreiro para conocer en qué momento vital le pilla a la infanta esta nueva década y cómo podría afrontarlos.
“Iñaki no deja de hacerle daño hasta en la semana que esta cumple años”, nos dice la especialista, que recalca, que Urdangarin haya hecho público su nuevo proyecto de ‘coaching’ cuando su exmujer alcanza una edad clave. “Otra vez le intenta quitar el protagonismo. Siempre le tiene que empañar su felicidad, algo muy propio de personalidades que tienen tanto ego”.
Llegados a este punto, según Ferreiro, especialista en terapia de parejas y autora del libro ‘¡Ni un capullo más! El método definitivo para quererte y encontrar a la pareja de tus sueños, a Cristina le quedan dos opciones. “Una, que se superará a sí misma y se convertirá en un Ave Fénix, o bien que tenga que hacer frente a la crisis de los 60, porque esté traumatizada de todo lo que ha vivido”.
Según la especialista, la hija de Sofía y Juan Carlos es “una adicta emocional capaz de aguantar todo”, aunque espera que, después de tamaño desengaño amoroso, Cristina sepa encontrar la paz, bien sea en soledad o bien que encuentre un gran amor. “Se merece tener una relación de pareja sana y que viva algo bonito, porque Iñaki parece ser que solo se quería a sí mismo y eso, eso es peligroso”, categoriza.