'¿Novia? ¿Qué novia?'. Esa ha sido, un poco, la actitud de Bigote Arrocet en ‘Supervivientes’. No quería hablar ni pagado de su relación con una de las grandes estrellas de la televisión, María Teresa Campos, y trataba de mencionarla lo menos posible. Ahora, cuando su concurso parece haber llegado a su fin, ha roto este pacto de silencio establecido con él mismo y ha dedicado las palabras más dulces a quien él llama “mi morita”.

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Edmundo Arrocet

Será que tener la barriga llena, bien repleta de hidratos de carbono, le hace estar de mejor humor, porque en cuanto cogió una tostada con aceite de oliva, y emulando a Proust y su magdalena, su mente viajó a Madrid, más concretamente, a la casa de María Teresa, donde la presentadora lo desayuna cada mañana. Y ahí soltó la lengua. El humorista hizo una declaración de amor y veneración absoluta por su pareja, que días atrás llamó al programa y dijo públicamente que le amaba.

“Llevamos casi tres años y creo que conoce todos mis defectos y algunas virtudes que tengo que tener”, contó mirando a cámara. Parece que no tener a sus compañeros de aventura cerca le hace estar más tranquilo y poder hablar en confianza.

“Lo primero que quiero hacer cuando llegue a Madrid es dar un abrazo bien grande a ‘la morita’”, y a continuación se deshacía en piropos hacia su pareja: “es una persona muy culta, tiene un corazón muy grande y, cómo diría una persona que también me cae muy bien, ‘por sus hijas ma-ta’”. “La quiero mucho, soy una persona muy afortunada. El tiempo que me quede estar con ella es porque Dios quiere que así sea y si no es porque se ha cumplido un ciclo… ¡me encanta estar con ella!”, después también reconocería que lo que más le gusta hacer al lado de la matriarca de las Campos es hablar y que pasan largas horas charlando, a veces, hasta posponen planes. Edmundo se define como alguien casero, y su hogar, ahora, reside donde esté María Teresa.