Barei ha sido una de nuestras grandes musas eurovisivas, Bárbara Reyzabal, que es su verdadero nombre, representó a España en 2016 y eso la puso bajo en foco. Durante un tiempo disfrutó mucho y se la comió la inercia, como ella misma dice, pero supo frenar, parar a tiempo para no perder todas las ganas que tenía cuando comenzó y darse un descanso. Ese descanso ha durado seis años y tienen dos nombres, India y León, sus hijos, que son ahora su gran motor. Son el motivo de que ahora regrese a la música, desde otra perspectiva, con más calma y seguridad, y sabiendo que quiere hacer, pero sobre todo qué no quiere hacer. Ahora presenta ‘Trece’, un trabajo completamente autobiográfico y compuesto por ella misma.
¿Esta etapa es un renacer como artista para ti?
Sí, de hecho, el número 13 me dijeron antes de ponerle el nombre al disco, yo veía el 13 y sigo viendo el 13 por todos lados, no paro de ver el 13 todo el tiempo, 13-13, 11-13, 13-11, el 11 y el 13, pero sobre todo el 13 y es verdad que cuando me dijeron que el 13 significaba en algunas culturas la muerte de algo para un renacer de algo mejor, como alguna transformación potente, lo entendí. Fue como, ahora entiendo por qué estoy viendo este número todo el tiempo y es porque realmente es un símbolo de esta transformación que estoy experimentando yo a nivel personal, profesional y vital. Entonces bueno, sí, es un renacer absoluto. Yo me siento así, me siento matando y dejando morir muchas partes de mí que no me daban amor a mí misma, ni me trataban bien y construyendo una nueva versión mucho más amable.
Eurovisión fue tu gran momento de fama, ¿Ahora eres una Barei más reposada y con un disco más pensado, cierto?
Esa es una de las grandes diferencias, sí, absolutamente. En ese momento yo estaba comida por la inercia en general, en mi vida, a todos los niveles. La inercia me arrastraba, era todo de manera muy inconsciente en todas las facetas, personales, profesionales, en todas. Y es verdad que el parón después de ser madre, el tomar perspectiva, el decir ‘necesito conectar conmigo y ver qué está pasando debajo de todo esto, de este malestar, de esta ansiedad, de sentirme perdida, no saber dónde, muy bien, qué quiero, qué no quiero…’ Además, que la escala de prioridades me cambió tanto al ser madre…
Fue una sensación de… ‘Aquí ha muerto una Bárbara que estaba llevando las riendas por un lugar que no me estaba ayudando’ y de repente fue como un nacer mis hijos y un renacer mío, a través también de esa experiencia. Me sentí, aparte de la pandemia, el poder parar, porque tuve la oportunidad de poder decidir estar con mis hijos muy presente los dos primeros años y trabajar días muy puntuales, pero dejar el trabajo en general para poder centrarme en la maternidad. Y eso hizo que se iniciara un viaje muy introspectivo, muy hacia adentro y un viaje en el que empecé a ver las zonas más oscuras, las sombras a las que no había querido mirar de frente nunca, que había evitado el dolor, que había evitado intentando cubrirlo con hacer, hacer, hacer, hacerlo, pararlo, pararlo, pararlo, y de repente paras y dices ‘que yo no soy lo que hago, soy lo que soy’.
Entonces cuando te vas a conectar con lo que eres y no pones todo tu ser en valor con lo que haces, pues ahí llega un momento que ves muchas cosas de ti que no has querido mirar y que es necesario identificarlas y sanarlas y mirarlas de frente y dejarlas que duelan y abrazarlas y aceptarlas. Entonces bueno, sí ha sido una transformación muy heavy y desde luego el hacerlo despacio, con perspectiva, sin darme, sin meterme esa impaciencia de ‘tengo que sacar, que la gente está esperando…’ Desde ahí no quería volver, de hecho, estuve a punto de no volver.
Decidí estar siete años fuera de la música, no a nivel compositivo, porque componer siempre compongo, pero es verdad que el volver a ese punto de foco, por pequeño que fuera, me generaba mucho rechazo, porque decía hay una parte muy superficial ahí que no resuena conmigo ahora mismo después de haber sido madre y después de este viaje, no solo por el hecho de ser maestra, sino por el viaje en el que me embarqué en ese momento. Ahora lo disfruto mucho más, disfruto mucho más del camino, estoy mucho más desapegada del resultado, no busco tanto la validación externa, aunque a veces mi inercia tiende a eso, porque es muy difícil quitarte esa tendencia, pero es verdad que ahora la identifico antes. Si me empieza a pasar, si empiezo a ver que me está influyendo mucho, me doy cuenta antes, entonces lo paro antes y me redirijo, es como que digo, ‘no, por aquí no, gira hacia el otro lado’.
¿Cómo está siendo la maternidad? ¿Cómo eres como mamá?
Bueno, yo eso es que prefiero, de mi vida personal, prefiero no hablar, pero yo como madre intento ser una madre consciente, básicamente, ahí lo dejaría. Acompañar desde la consciencia, nada más, sin proyectar nada y sin intentar dirigir ni condicionar, eso es lo que te diría, ese sería el resumen.
Y bueno, Eurovisión, estamos a las puertas, obviamente entiendo que has visto a Melody, ¿Cómo la ves? ¿Qué puntos crees que tiene a favor y qué puntos crees que tiene en contra? ¿Qué es lo mejor y lo peor de ella?
Para mí lo mejor es ella, quiero decir, creo que, de toda la propuesta, lo mejor es ella, en su totalidad, su carisma, su voz, su talento, su manera de comunicar, su simpatía, su amabilidad, su cercanía, su espontaneidad, o sea, creo que tiene muchísimas cosas muy valiosas en un artista, creo que eso es para mí donde pongo el mayor valor de su candidatura, es en ella misma.
¿Y qué es lo que crees que le puede costar más, o que puede ser un hándicap, o que puede ir peor?
Bueno, hándicaps yo creo que qué le cueste a ella pocas cosas, sinceramente. Ahora, que influyan en un resultado o en otro, que gusten más, que gusten menos, bueno, ya partiendo de a quién le guste la canción, a quién le guste menos, quien piense que la producción debería ser de una manera más fresquita, y no, a lo mejor hay gente que piensa que está más anticuada, y otra gente que piensa que a lo mejor no va mucho con su estilo para ser ella, con lo que ella luego refleja en su forma de ser, o en sus influencias, yo entiendo que muchas veces la gente busca una coherencia, que creo que es importante que los artistas tengamos, y esa coherencia, que a lo mejor si la hay, puede parecer incoherente cara afuera, porque la gente no te conoce, o porque no sabe en qué momento estás, o en qué proceso, pero creo que es la mayor dificultad, la subjetividad de gustos.
Si se te presentara ahora la oportunidad de volver a representar a España en Eurovisión, ¿lo harías?
No. No, a día de hoy, yo siempre digo que yo te contesto lo que siento hoy, ahora mismo, en este instante. Yo hablo siempre bajo mi experiencia y en mi momento, y yo ahora mismo no iría por varias razones. Una, porque no me embarcaría en una cosa tan tan tan intensiva siendo madre, o sea, no podría conciliar bien ahora mismo el tipo de acompañamiento que quiero hacer, entonces sería muy difícil, en mi caso, conciliarlo, y por otro lado, creo que me desgastaría mucho, o sea, creo que sería una energía empleada en algo que ya he vivido, además, que fue precioso, que también las cosas vividas una sola vez, a veces, creo que son más especiales, porque no tiene la comparativa, y también porque pienso que hay mucha gente que quiere ir a Eurovisión, entonces también se merecen tener ese lugar, ¿no?
Yo ya he saboreado ese regalo, yo ya lo he abierto, ya he tenido eso en mis manos, entonces creo que estar en su derecho me parece un gesto de generosidad, también, no sé cómo decirlo, ¿no? Claro, sí, sí. Bueno, es que quizá está mal, aunque no, cada vez pienso que la falsa humildad es absurda, ¿no? El decir, bueno, es que no quiero parecer generosa, bueno, pues sí, pues es un gesto generoso por mi parte, a lo mejor no lo sé, pero sí creo que hay otra gente que quiere ir y que repetir los que ya hemos ido, pues quitamos ese lugar a otra persona.
Barei, ¿Cuál es tu sueño por cumplir?
Pues mira, hoy me preguntaban, también en otra entrevista me preguntaban si tenía alguna proyección de algo, y les he dicho, pues así proyección a largo plazo, solo tengo una, y es… digo a nivel yo conmigo, ¿vale? No hablo de yo como madre, yo como... No, no, yo conmigo misma, que es acabar yéndome... Y además que sé que es algo que haré, terminar mi vida en una cabaña en mitad de un bosque cerca de agua. O sea, eso es algo que es un sueño literal, eso y nadar con ballenas. Esas dos cosas sé que las proyecto casi a diario y las manifiesto. O sea, que llegarán. Llegarán seguro, haré porque sucedan, eso lo tengo claro.
Y a nivel lo demás es que simplemente intento estar lo más... Mi mayor proyección es estar lo más presente posible y lo menos en el futuro posible, porque tiendo mucho a futurizar. Y creo que eso hace que se nos escape la vida, que no nos demos cuenta ahora de lo que estamos viviendo, porque estamos viviendo algo que todavía no ha llegado. Entonces, mi mayor proyección es no proyectar, estar en el ahora.