Así fue la amistad entre Jorge Javier Vázquez e Isabel Pantoja, que ahora está aniquilada

Después del cruce de 'dedicatorias' de una de otra parte, podemos dar por finalizada la relación

foto autor Conchi
Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe de Clara Corazón

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Prefiero estar en la mierda que a su lado”. El autor de tan demoledoras palabras es Jorge Javier Vázquez, y, la persona a quien van dirigidas no es otra que Isabel Pantoja, antaño por él conocida como Maribel. Claro que eso era cuando eran amigos, ahora los dos rostros conocidos libran la más dura de las batallas.

Ana Rosa Quintana, que trabajó durante muchos años con Jorge, sabe de sobra que esta reacción que ha tenido el presentador viene motivada por una profunda decepción. Una amistad rota que al catalán aún le duele. ¿Pero cómo fue la evolución de la relación entre ellos? ¿Cómo pasaron de quererse, a no soportarse, a perdonarse, después volverse a llevar a las mil maravillas para acabar repudiándose? Os lo explicamos.

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A principios de los 2000, cuando Jorge trabajaba en ‘Sabor a ti’, él y la tía de Anabel Pantoja se tenían cierta simpatía. Él no era un amigo íntimo, como por entonces era Chelo, ni si quiera amigo, pero se caían en gracia. De hecho, existía una relación bonita para que él fuera la persona encargada de entregarle a Sisí, la perrita de 14 años que tan feliz hace a Isabel. Ese gesto, pese a que él no fue quien le hizo el obsequio sino el programa, quedó grabado para siempre en la memoria de Pantoja. Lo recordaba con mucho cariño, y siempre que hablaban, ella sacaba a relucir la anécdota.

Todo era paz y amor hasta que el tomate apareció en escena. Y no, no nos referimos a la fruta, sino al programa ‘Aquí hay tomate’, conducido por Jorge y Carmen Alcayde. El show se emitió desde el 2003 hasta el 2008, cinco años en los que se Isabel, o “I punto P punto”, como tantas veces fue llamada, se convirtió en protagonista de la información del espacio. Apareció en escena Mila Ximénez, contando aquello que se había guardado tantos años. Volvieron las historias de Encarna Sánchez, los rumores, los secretos… Por aquel entonces, ella se veía como la nueva ‘alcaldesa’ de Marbella y el programa más incisivo de la crónica social no paraba de sacarle los colores. Jorge pasó de caerle en gracia a en desgracia. Pantoja personalizó en él toda la información que se vertía en el espacio y lo convirtió en persona non grata.

Y tras eso, cuando uno pensaría que esa amistad no la recomponía ni el superglú, llegó ‘Supervivientes’. De nuevo un programa, el trabajo, el dinero, volvía a conseguir que Isabel acercara posturas con uno de sus numerosos examigos. En la edición del año 2011 participaba Kiko Rivera y Jorge era el conductor del espacio. Los dos acercaron posturas y hasta se produjo una firma de la paz en directo. Isabel le dijo, “si quieres que seamos amigos, lo seremos”. Su calvario por el Caso Malaya ya había comenzado, puesto que el juez le había requerido una fianza de 3,68 millones de euros, ante la que ella respondió con sus bienes.

Entonces comenzaron los mensajes, las llamadas, las cenas en casa de Jorge. El presentador asegura haberse sentido utilizado por ella para que esta lograra sus propósitos, entre ellos, presentar las campanadas junto a su hijo Kiko y al hombre que ahora no quiere ni mentar. Era 2012 y ese año lo estrenamos con los Pantoja y Vázquez asomados a uno de los balcones de la Puerta del Sol.

Jorge ya no ocultaba su simpatía hacia la madre de Chabelita. Empezó a llamarla Maribel, como seña de su unión. La defendía y tenían una relación tan estrecha que él fue una de las pocas personas con las que la tonadillera habló el 20 de noviembre del 2014, el día antes de entrar en prisión.

Y tras eso, el silencio. Silencio de llamadas y mensajes, y silencio emocional. Tras la prisión, la amistad entre ellos se había desvanecido. Isabel hacía un ejercicio de bloqueo de la memoria y se le olvidaba lo compartido. Isabel ‘rompió’ de manera fría y distante, a lo Feliciano López, hace dos días, y, al día siguiente, obtuvo la respuesta de Jorge: "Prefiero estar en la mierda que a su lado y espero no tener que volvérmela a cruzar en mi vida". Jorge vestía de negro, con corbata. Un luto que venía a demostrar que su amistad estaba muerta y enterrada.

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