Aún con agujetas de tanto reírnos por lo que ha supuesto en nuestras vidas la edición VIP de ‘Ven a cenar conmigo’, Ana Obregón decide mostrarnos la cara B de su cena. Aquello que las cámaras no captaron: la post-cena.

Después de agasajar a sus invitados, Lucía Etxebarría, Rappel y Víctor Janeiro, con un estupendo menú que la convirtió en la mejor anfitriona de la edición junto con el adivino, la bióloga que preparó una paella a Spielberg ha descubierto los entresijos de la fiesta que celebró en su coqueta casita madrileña.

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Ana Obregon Anfitriona Ven a cenar conmigo5

Después de que Lucía admitiera que se arrepintió de haber participado y que solo lo hizo por el dinero, Obregón también ha dado su particular versión. Por ejemplo, gracias a la mujer que se inspiró en ‘Sonrisas y lágrimas’ para crear ‘Ana y los 7’ hemos sabido que todo el programa se grabó en 8 días. Con 4 anfitriones poniendo cada uno su casa, en total fueron 4 cenas. Más otros cuatro días para grabar los recursos de presentación de cada uno (por ejemplo, ella tocando el piano, aprendiéndose un texto, jugando con su perro en el jardín…). Sin duda, fue un ritmo de trabajo duro que dejó a los participantes exhaustos.

Tras grabar la cena de Anita, ella y Lucía se tumbaron en el comodísimo y blanquísimo sofá de la actriz y se quedaron fritas. Normal, después de tanto trabajo y una cena opípara, ¿quién no echaría una cabezadita? Ana se quitó sus tacones, se puso las botas calentitas de Yeti para andar por casa, y reposó las piernas en la mesa de centro, su compañera de programa hizo lo mismo, pero sin calzado peludo. Las dos, vencidas por el sueño, se quedaron ‘sopistant’ mientras abrazaban unos cojines y a la botella de champán se le iba todo el gas.

¿Y Víctor y Rappel? ¡Seguro que estaban igual de derrotados! Pero el sofá ya lo habían ocupado las chicas.

Ana Obregón muestra lo que las cámaras de ‘Ven a cenar conmigo’ no sacaron