Hasta ahora Ana Fernández era un rostro habitual del Festival de Málaga. Esta solía ser una fecha feliz para ella, llena de eventos y en la que podía dar rienda suelta a sus dos pasiones: la interpretación y pasar tiempo libre con sus personas favoritas. Cada año la veíamos recorrer las calles malagueñas, cogida del brazo de su chico, disfrutando del buen tiempo, compartiendo risas y confidencias. Fue precisamente durante la edición 2013 del certamen cuando Ana presentó a todos a Santi Trancho como su chico oficial. Juntos posaron y desfilaron por la alfombra roja. Estaban radiantes, felices y muy guapos. El año pasado, la actriz acudió a la ciudad andaluza para promocionar el rodaje de ‘Sólo química’, que arrancaría a las pocas semanas y que se convertiría en su primer papel protagonista en el cine. Entonces Ana estaba en una nube. La vida la sonreía y se cumplían cada uno de sus sueños. Ahora, en 2015, el panorama es muy diferente. Este mes de marzo la vida de la intérprete se ha truncado y un fatal accidente de moto le ha arrebatado a su chico. Él ya no está para volver a ver a Ana recorrer la alfombra roja del festival y también va a perderse el estreno en pantalla grande su chica. Por eso, y dado que el dolor aún es muy reciente, todavía no se sabe si la joven acudirá este año, el que debía de ser SU edición del festival.
El 25 de abril se celebrará la clausura del certamen, y la película encargada de ponerle la guinda es ‘Sólo Química’, de Alfonso Albacete. Por eso, y aunque todos los compañeros se han volcado con Ana, la actriz sigue dándose tiempo. La herida aún permanece abierta y no se sabe si para entonces se encontrará lo suficientemente fuerte como para hacer frente a un acto de estas características.
La cinta, una comedia romántica, nos presenta a la actriz chispeante, llena de ángel y gracia, como Oli, una chica enamorada de Rodrigo Guirao, que hace las veces de un actor seductor, por el que la joven se chifla nada más verlo en un anuncio. Completa el triángulo amoroso Alejo Sauras, el amigo que daría todo por Oli, pero al que ella sólo ve ‘como un hermano’.
Por CONCHI ÁLVAREZ DE CIENFUEGOS