Se confirma que su divorcio no ha podido sentarle mejor. Ágatha Ruiz de la Prada irradia alegría, frescura, optimismo e ilusión por todo, y esto incluye volverse a enamorar, algo de lo que está deseosa y, para ello, no duda en usar todas herramientas que tiene a su alcance, incluyendo las virtuales.
“Soy imagen de una web de citas para mujeres mayores de 50 años, lo cual no quiere decir no pueda tener un amigo de 30 años o de 35. Antes, no había pensado en echarme un ligue por Internet, pero ahora que es ‘profesionall’ (se refiere a su compromiso con la web) pues sí”. La diseñadora, que no para un segundo y tiene un ritmo de vida frenético que la hace estar encantada y feliz, apuesta por las novedades y las aventuras nunca hechas, como este proyecto que tacha de “muy simpático”.
“La vida me ha cambiado mucho, pero más me va a cambiar con la de gente maravillosa que voy a conocer ¡va a ser la bomba!”, dice, sin querer pensar demasiado en su pasado con ‘el innombrable’ como a ella le gusta llamar a su ex, Pedro J. Ramírez. Cuando este le planteó la ruptura, la colorista Ágatha se apagó del shock. Pero le duró poco. Aprendió que este final la beneficiaba más que la perjudicaba y la hizo despertar, volver a sentirse viva y llena de alegría. El humor y la ironía de la que siempre ha hecho gala los llevó al extremo cuando se presentó con un burka para firmar los papeles del divorcio, “no quiero que él me vuelva a ver en su vida”, dijo entonces.
“Estoy dispuesta a mucho para encontrar al amor”, asegura, aunque quizás ella, como buena coqueta, prefiere ser cortejada y tiembla solo imaginándose su perfil repleto de corazones, likes y propuestas. Ha vuelto a la adolescencia y resplandece con su ilusión.