Nombre: Huevos.
Apellido: rotos, cabreados, encamisados, escoceses, benedictinos, rancheros, tontos y encapotados.
8 apellidos, aunque podrían ser muchos más si me diera por recurrir a las formas de prepararlos o a los tiempos de cocinarlos: fritos, revueltos, rellenos, duros, cocidos, mollet, poché... Vamos, un equipo de fútbol completo, con su banquillo y todo.
Hoy, el partido es de fútbol 8. Y en el equipo de los huevos de Cocina Fácil, esta es la alineación:
- Huevos rotos
- Huevos cabreados
- Huevos encamisados
- Huevos escoceses
- Huevos benedictinos
- Huevos rancheros
- Huevos tontos
- Huevos encapotados
Se rompen sobre una base de patatas fritas caseras y se desparraman sobre ellas tiñéndolas de amarillo anaranjado y volviéndolas melosas y jugosas. Se pueden acompañar con jamón, chorizo, pimientos, beicon... pero no es obligatorio. ¡Ah! Muchos les llaman huevos estrellados.
Los que ves en la foto. Vendrían a ser lo mismo que los huevos rotos, solo que con algo de picante, normalmente pimentón y salsa brava o ajonesa. Cuidado con ellos, tienen mala leche.
Típicos del Yucatán (México), son muy divertidos. Primero se preparan unas tortitas de harina y agua (qué graciosas, se hinchan al cocinarlas). Luego se pone un huevo crudo en su interior y se vuelven a pasar por la plancha. Se sirven con una salsa de tomate y jalapeño.
Aunque cueste creerlo, no son originarios de Escocia, sino de Inglaterra. Son huevos cocidos escondidos en el interior de una albóndiga de carne picada y luego rebozados. El plato más típico de los picnics británicos.
Nada que ver con los monjes. Los huevos benedict, también llamados benedictinos, nacieron de una resaca monumental. El banquero Lemuel Benedict, después de una noche de alcohol, pidió al chef del Hotel Waldorf en el que se hospedaba un desayuno a base de huevos escalfados con tostadas, mantequilla, beicon y salsa holandesa. La receta triunfó y ahora no hace falta tener resaca para disfrutarlos.
Vendrían a ser el desayuno de las abuelas mexicanas. La fórmula es esta: huevo frito sobre tortilla de maíz con hortalizas picadas, chile y (opcional) frijoles y guacamole. Al gusto español, en nuestra receta cambiamos el chile por pimiento verde y le damos marcha con un poco de Tabasco.
Les llaman tontos porque son muy fáciles de hacer. Son una especie de buñuelos que sirven para aprovechar el pan duro, que remoja en leche y se mezcla con huevos batidos, ajo y perejil. Se cogen porciones de esta masa (del tamaño de un huevo) y se fríen. Tontos y deliciosos.
Un espectáculo para los sentidos: huevos fritos envueltos en bechamel y rebozados. Clavar el cuchillo y ver cómo cae la yema líquida de su interior no tiene desperdicio. También les conocen como huevos carlistas.
Que no falte la historia
¿Te suenan los duelos y quebrantos? Este nombre tan cinematográfico es el de una receta tradicional manchega, seguramente los primeros huevos rotos que se cocinaron. Se hacían con chorizo, jamón y tocino. Y, a veces, también sesos de cerdo.
Parece que era la única receta permitida por la iglesia para "quebrantar" el ayuno de carne de los sábados. Y que era la comida habitual de don Quijote de la Mancha el sexto día de la semana. Lo dijo Cervantes en la primera página de su libro.
P.D.: ¿por qué huevos esta semana? Porque no hay alimento más barato y nutritivo con el que plantarle cara a la cuesta de enero.
Muchas gracias por estar al otro lado de la pantalla.
El viernes que viene, más.
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