Rocío Jurado nos dijo adiós hace casi 19 años y, da igual el tiempo que pase, ella siempre seguirá siendo ‘La Más Grande’ de España. Todos los éxitos que la chipionera fue cosechando durante los 40 años que estuvo dedicándose al mundo de la música, le permitió vivir una vida llena de lujo, algo que se vio muy bien reflejado en las casas en las que Rocío fue viviendo con su familia a lo largo de su vida.
Por ejemplo, en 1988 se mudó a la que fue su última casa antes de su fallecimiento, una mansión a la que bautizó como ‘Montealto’, situada en La Moraleja (Madrid) y que tenía unas prestaciones que nada tenía que envidiarle a los casoplones de Hollywood o Beverly Hills. Lo más curioso de esta casa de Rocío Jurado es que no quiso que su familia se quedara con ella, decidió que cada uno hiciera su vida fuera de sus muros llenos de recuerdos y que se vendiera.
Lo que nunca se hubiera imaginado la de Chipiona era el destino que le esperaba a su mansión de lujo: su familia consiguió venderla en 2008, pero su inversor se arruinó, se hizo cargo de ella el banco y ha estado más de 15 años completamente abandonada y desolada. En 2017 el banco la sacó a subasta y no fue hasta 2023 cuando, finalmente, la casa que fue de Rocío Jurado y su familia consiguió un nuevo comprador.
El casoplón de Rocío Jurado se encuentra situado en una de las urbanizaciones más exclusivas de Madrid, La Moraleja (Alcobendas), fue construido el 1981 y contaba con una extensión de 2.680 m², de los cuales 940 m² estaban ocupados por la vivienda en sí. La casa tenía dos plantas, seis dormitorios, varios salones, ocho baños, gimnasio, piscina climatizada y hasta un sótano donde Rocío montó un tablao flamenco y una bodeguita, para tener siempre cerca algo que le recordara sus raíces andaluzas. Desde la revista Lecturas fuimos a visitar la mansión de Rocío en exclusiva, unos meses después de que se mudara con su familia. Hemos ido al baúl de los recuerdos y hemos sacado algunas fotos para enseñártela.