Conozco a Javier Rigau, él no quería a Gina Lollobrigida por su dinero

La muerte de Gina Lollobrigida me permitió encontrarme, al menos telefónicamente, con su viudo, Javier Rigau. Fue una conversación amable y cariñosa. No sé cómo conocí a Javier Rigau. Sé que siempre fue un hombre educadísimo. Re- cuerdo ese trato exquisito que ha tenido hacia mi madre en todo momento. En una época se especularon muchas cosas de la amistad que tenían los dos y que nunca fueron verdad. Rigau era un amigo y una persona agradable en la conversación. El viudo de Lollobrigida es un tipo particular y eso no implica nada malo. Tiene su encanto ser así o incluso diferente para la gran mayoría. Esa particularidad se ve en su forma de hablar, de pronunciarse o en su aspecto físico. Todas esas cosas lo hacen distinto a los demás. Volviendo a nuestra conversación de hace unos días, fue una charla divertida en la que hablamos de recetas de cocina. Me recordaba una de albóndigas de rape que le dimos hace muchos años. Me confesó que es un pésimo cocinero, pero que le encanta comer. Me dijo que esperaba que si tenía alguna receta atractiva que se la pasara. Por cierto, le comenté mi paso por ‘MasterChef Celebrity’ y me dijo que era algo que desconocía, ya que no ve apenas la televisión. Contarle eso le dio más curiosidad por las recetas que le podía mandar.

Le agradezco esa conversación tan agradable y la atención que tuvo en Roma dándole la primera entrevista, en exclusiva, a mi amigo Kike Calleja en esos duros momentos. Quienes decían que él solo quería el dinero de la actriz está claro que se equivocaron. Me consta que está peleando para que el hijo de Gina y su nieto consigan rescatar algo de la herencia que supuestamente han podido despilfarrar otras personas de las que no sé ni siquiera sus nombres. Hemos quedado en que cuando venga a Madrid nos veremos y nos iremos a cenar a un buen restaurante. Yo como poco, aunque la gente no lo crea, pero me gusta comer muy bien. Poco, pero bueno.