¡Falta muy poco! ¡Dentro de diez días Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa cumplirán su segundo aniversario! Porque fue a principios de febrero de 2015 cuando Isabel acudió al teatro Español a ver a Mario en ‘Los cuentos de la peste’. Obra de la que es autor y en la que actuaba –cobrando 360 euros diarios– al lado de su amada (entonces) Aitana Sánchez Gijón. Isabel fue a saludarlo a su camerino y, aprovechando que Patricia –su mujer– estaba en Perú, lo invitó a ver la ceremonia de los Oscar en su casa.


Y ahí empezó todo, aunque vivieron su romance en la clandestinidad durante cuatro meses. ¡Cuánto hemos escrito desde entonces! Precisamente Patricia acaba de viajar a Barcelona para visitar a sus dos hijos, Álvaro y Morgana. La chica vive temporalmente en Catalunya realizando un trabajo fotográfico, ¡a solo 600 kilómetros de su adorado padre, pero fuentes de toda solvencia me han dicho que no se han visto! Tampoco acudiría Morgana a la boda de su padre con Isabel. Una boda que no parece próxima, pues me confirman que Mario no ha movido un dedo para pedir el divorcio en Perú. O sea que si se casase, aunque en España la boda sería legal, en su país incurriría en delito de bigamia. ¡Nadie entiende por qué no ha dado ese paso todavía! También se me quejan los amigos de Mario del mundo de la cultura que han dejado de tratarlo: “Seguimos en shock. No reconocemos al Mario actual, inmerso en el entorno glamuroso de su novia, pero seguro que estas navidades ha añorado a sus hijos y nietos porque es un hombre muy familiar”. Pues mire usted, don Mario, el AVE Madrid-Barcelona tarda dos horas y media.