¡Se abre el telón! ¡Época de festivales! Quizás el más importante de Barcelona sea el del Palau de Pedralbes, que Martín Pérez, su director, ha inaugurado con la actuación de Carla Bruni. Una cincuentona llena de sensualidad, de movimientos gatunos y sinuosos, que hipnotiza al personal, sobre todo masculino, con el aleteo de sus grandes manos. Y, todo hay que decirlo, con su derrière embutido en un apretado pantalón negro que ella luce con estudiada coquetería poniéndose de espaldas al público.

Antes del concierto, en esos jardines que le regaló a Alfonso XIII el bisabuelo por vía marital de Cayetana Álvarez de Toledo, tuvo lugar una cena a beneficio de la fundación Paideia, “con lo que recaudemos hoy, tenemos una nueva casa para que estos niños con dificultades especiales puedan vivir y trabajar”. Estaba el todo Barcelona, podría dar muchos nombres de personas generosas, pero solo voy a hablar de la hermana de la reina, Telma Ortiz. Aun no sabiendo quien es, llama la atención por su estilo, su belleza chispeante, su larga melena y, sobre todo, yo que la estuve contemplando durante casi dos horas, su joie de vivre, ya que estamos en noche francesa. Su barbudo y pelirrojo acompañante no podía apartar sus ojos de ella. Yo sé que a Telma no le gustará esta mención, pero quiero dar fe de que, lejos de la imagen que tenemos de ella, es una muchacha sencilla, alegre y solidaria, que departió largo rato con los chicos tutelados por Paideia que nos regalaron unos preciosos abanicos realizados por ellos mismos en un taller ocupacional. Habló en perfecto catalán, por cierto