¡Lo de Bob Dylan! Fui a verlo el año pasado transida de emoción. ¡Temblaba! ¡Era Dios! Pero Dylan se atornilló al suelo indiferente a todos, el rostro en sombra bajo el ala de un enorme sombrero tipo Amador Mohedano, y se puso a cantar unas canciones monótonas que no conocía ni su padre. Guardábamos un silencio respetuoso hasta que un espectador se levantó: “He asistido a 500 conciertos y puedo asegurarles que esta es la mayor tomadura de pelo que he visto nunca”. Yo argüí, “es la edad” y el hombre rugió “Leonard Cohen, que tiene siete años más, se entrega a muerte, ¡esto es una falta de respeto y ustedes unos papanatas por aguantarlo!”. Allá fue la marabunta, varios espectadores se levantaron también, gritaron, patearon, silbaron, pero Dylan continuaba impertérrito en el escenario como un disco rayado siempre cantando, es un decir, la misma tonada, un villancico, según me aclararon después. Destrozando el mito y nuestros recuerdos de juventud graznido a graznido. Mi hermana y yo nos miramos y ambas teníamos lágrimas en los ojos.

Ah, un par de cosillas más sobre cantantes. Sabina acaba de firmar 125 conciertos, una gira titánica para un hombre que no está en su mejor momento físico, pero Hacienda le pisa los talones. Y además va a hacer un dúo con… con… ¡Julio Iglesias! Formará parte de un disco de duetos que por Navidad sacará Julio. Que ya ha llamado a sus amigos españoles diciéndoles que se preparen, que el año que viene hará una gira monstruo por todo el país, ¡llenando estadios! ¡A lo grande! ¡Ahí estaré, Julio, por mí que no quede!

Más, más, más. ¿Dicen que los hermanos Rivera no se llevan bien con Isabel Pantoja? Fran no sé, pero Cayetano suele comer con Eva muchos domingos en Cantora. Creo que paella.