¡No lo invitaron a los Goya! ¡A nuestro actor más longevo y prolífico! Hablo de Arturo Fernández, la mejor voz de nuestro teatro. El 21 de febrero cumplirá noventa años y sobre un escenario sigue negándose a utilizar micrófono. “Solo se habla de mí por mis problemas con Podemos”, me dice con cierta tristeza. Le pido que me lo aclare: “No es cierto que no quiera actuar donde están ellos, son ellos los que no quieren que actúe”. “Pero no pueden prohibírtelo, tú eres empresa privada”. “Sí, pero en Cádiz, por ejemplo, solo hay teatros de propiedad municipal y el ayuntamiento de Podemos me niega el permiso para utilizarlos, aunque conmigo ganarían dinero, porque voy a taquilla”. Le sugiero que quizás ya no gusta la comedia ligera y se alborota con razón: “¡Pero si estoy en Sevilla, más de un mes, llenando todos los días! Lo que no gusta es que me manifieste públicamente como hombre de derechas. ¡Esto es sectarismo puro y duro!”. Y yo me emociono y tengo ganas de abrazarlo, porque su voz y su rabia no tienen un día más de veinte años.