El crimen machista que tiñó de sangre San Fermín

MAYKA NAVARRO
Mayka Navarro

Periodista especializada en sucesos y en ‘true crime’

Anudada a la barandilla de dos balcones de la calle Estafeta de Pamplona cuelga cada año en San Fermín una pancarta con el nombre de Nagore y su fotografía. En letras negras una leyenda en castellano y en euskera recuerda a la joven de Irún: “Por tu ausencia”, “Zure Oroimenez”. Este 7 de julio se han cumplido 15 años de su asesinato, el día de San Fermín de 2008. El recuerdo de Nagore Laffage permanece más vivo que nunca. Por estas fechas se ha vuelto a celebrar en Pamplona una concentración multitudinaria en recuerdo de esta víctima de la violencia machista que fue brutalmente asesinada por un compañero de trabajo con el que se negó a mantener relaciones sexuales.

El machismo mata


Estas últimas jornadas especialmente críticas en cuestiones de violencia machista, con cinco mujeres asesinadas y otras tantas heridas de gravedad a manos de sus parejas o exparejas, es importante recordar a Nagore. Su caso provocó una oleada de movilizaciones, impulsadas por una madre, Asun Casasola, especialmente combativa y comprometida como portavoz de muchas otras víctimas de la violencia sexual y machista. Una violencia que estos días algunos cuestionan tratando de invisibilizar bajo el epígrafe de violencia intrafamiliar. El machismo mata. Silenciarlo es cooperar necesariamente con los asesinos. 

nagore blog de mayka

Una madre coraje


“Sé muy bien que es difícil que después de 15 años todavía estemos aquí por mi hija Nagore. Solo tengo palabras de agradecimiento por mi familia, por mis amigos de Irún, por todo el mundo. Muchísimas gracias, porque todo vuestro cariño es lo que me llevo”, dijo la madre en el último acto de recuerdo a su hija, que se repite, año tras año, con motivo del inicio de las fiestas de San Fermín.
Nagore fue asesinada hace 15 años y desde hace cinco su asesino confeso, José Diego Yllanes Vizcay, está en libertad con un expediente penitenciario impecable. El hombre tenía 27 años y era licenciado en Medicina por la Universidad de Navarra en la especialidad de Psiquiatría. Ella tenía 20 años y cursaba estudios de Enfermería en la Clínica Universitaria, en la que su asesino trabajaba como médico interno residente, en el departamento de Psiquiatría.

A solas con su asesino


Sobre las siete de la mañana de aquel 7 de julio Yllanes regresaba a su domicilio cuando fue reconocido por un grupo de tres jóvenes, amigas de Nagore. El hombre y las chicas caminaron juntos hasta su portal y permanecieron conversando y bromeando durante unos minutos. En esos momentos apareció Nagore Laffage. Los dos se quedaron a solas y juntos se dirigieron al  piso propiedad del hombre. Víctima y asesino comenzaron en el ascensor a besarse y a abrazarse. El jurado popular concluyó que José Diego Yllanes pensó “erróneamente” que Nagore Laffage quería mantener una relación apasionada, por lo que una vez en la vivienda procedió a quitarle la ropa de forma brusca y decidida. El jurado estimó también que Nagore interpretó “erróneamente la actuación violenta del acusado como un intento de agresión sexual y como reacción amenazó a José Diego con destruir su carrera y denunciarle”. 

La asfixió con sus manos


El acusado propinó entonces una paliza a Nagore, a quien terminó por asfixiar con sus propias manos. Los forenses identificaron en la autopsia hasta 38 heridas en el cuerpo de la víctima, externas e internas. Posteriormente, pretendió descuartizar el cuerpo y llegó incluso a seccionarle uno de los dedos. Pero finalmente desistió y llevó el cadáver hasta un bosque alejado de Pamplona, donde lo abandonó. La sentencia fue un mazazo para su familia. El jurado encontró a Yllanes culpable de homicidio, y no de asesinato, como solicitaban las acusaciones y desestimaron también la profanación del cadáver. 

No pudo defenderse


Los posteriores recursos no lograron subsanar la condena de doce años y medio, lo que produjo la desolación de la familia de Nagore, verbalizada una vez más por su madre: “Fue muy duro. El caso de Nagore es uno de los que más se nombra cuando se busca un ejemplo de la injusticia en violencia machista”. Los miembros del jurado popular nunca creyeron que hubiese alevosía. Ese mismo relato de los hechos que sostiene la sentencia, difiere, aún quince años después, si lo cuenta la madre. “A Nagore le pegaron una paliza, tenía roto el cráneo y golpes por todo el cuerpo. ¿Qué opciones tuvo mi niña de defenderse? No lo entendí entonces y todavía hoy, quince años después, lo sigo sin entender”.

Un documental incómodo


El crimen de Nagore, su crueldad, el veredicto del jurado y la tibia sentencia motivaron la elaboración de un documental que la familia del condenado trató de evitar a toda costa. En su día se aseguró incluso que el entorno de José Diego Yllanes quiso negociar una condena mayor para evitar que se grabara la película sobre el salvaje crimen perpetrado por el aquel entonces médico residente de Psiquiatría. El homicida disfruta actualmente de libertad, pero la huella de lo ocurrido permanecerá indeleble, gracias a ese trabajo periodístico que se sigue programando por toda España, promovido por asociaciones de mujeres contra la violencia machista. “Con esta película Nagore no muere, y para nosotros es lo más importante. Algún día nosotros desapareceremos, pero el documental seguirá vigente, al alcance de la gente para fomentar el debate”, describía Asun Casasola.

Oleada de protestas


El documental lo rodó la realizadora Helena Taberna con motivo del décimo aniversario del crimen y aborda en profundidad el triste desenlace con los protagonistas reales de la historia. A través de entrevistas a los familiares y amigos de la joven se refleja cómo era Nagore. Actualmente poco se sabe del paradero de José Diego Yllanes. En él se difundió su fotografía como médico de una clínica privada con sede en Sevilla y Madrid, lo que provocó una oleada de protestas que obligaron al responsable del centro a cesarlo de su cargo de médico. En ese momento, el asesino disfrutaba ya del tercer grado y compatibilizaba su semilibertad con funciones de médico en el establecimiento de un antiguo compañero de universidad. En su momento, el director de la clínica, Carlos Chiclana, pidió perdón a la familia de Nagore y detalló las razones por las que le quiso dar una segunda oportunidad en su centro especializado en Psiquiatría y Psicología: “Nunca pensé en los efectos que podía tener ayudar a un viejo compañero. Pero reactivar el dolor en la familia de Nagore es algo que lamento. Yo me dedico a sanar dolores, no quería provocarlos. Les pido una disculpa y les muestro mi cercanía”. El crimen frustró la especialidad en Psiquiatría, que nunca terminó, pero José Diego Yllanes sí se colegió como médico en el Colegio de Médicos de Madrid, precisamente un 17 de julio de 2017. El doctor Chiclana trató de justificar en su momento su decisión de ayudar a un hombre del que aseguró, “está arrepentido de una manera verdadera y honda, y necesita una segunda oportunidad”.
 

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