Pocas veces tenemos la oportunidad de escuchar en boca de los protagonistas la preparación de un crimen. Esas conversaciones previas a un asesinato en el que la realidad superar el ingenio de cualquier guionista de películas de terror. Las gemelas Dolores y Pilar Vázquez Alarcón, junto la pareja de la última, Isaac Gil González, mataron presuntamente a Pedro Fernández López la madrugada del 10 de julio del 2021. Le golpearon hasta en doce ocasiones la cabeza con una herramienta llamada pata de cabra que le destrozó el cráneo, sin que la víctima tuviera capacidad de defensa o reacción. Un crimen terrible que se juzgará próximamente en la Audiencia de Barcelona, ante un jurado popular.

Una relación tóxica

Veinte meses después de aquellos terribles hechos en la localidad barcelonesa de Sabadell, la situación procesal es dispar para los tres. Isaac, acusado de ser el autor material del crimen, continúa en prisión provisional a la espera de ser juzgado. Fue detenido y confesó aquella misma madrugada. Mientras que su pareja, Pilar, fue arrestada seis meses después junto a su hermana, Dolores. La primera continua encarcelada, mientras que la segunda, compañera sentimental en aquel momento de la víctima, está en libertad a la espera de juicio porque los jueces de la Audiencia de Barcelona entendieron que no había riesgo de fuga y pudo demostrar arraigo familiar.

El crimen de las gemelas de Sabadell

El día de su muerte, Pedro Fernández estaba cuidando el caballo de su hija. Su pareja, Dolores Vázquez, le insistió mucho para que fuera a casa a dormir con ella, él accedió.

Hay que viajar en el tiempo y situarse en julio del 2021 para entender mejor cuál era la situación de los tres acusados y su víctima. Este último era un hombre de 55 años, divorciado de Marina, con la que tenía una hija que entonces tenía 19 años y que a día de hoy sigue como el resto de su familia sin entender por qué mataron así a su padre.

 

Pedro había conseguido la invalidez absoluta por problemas con la espalda. Se había operado de una cadera y estaba pendiente de operarse la otra, dañadas tras años trabajando en una fábrica de Barberà del Vallés de cuentakilómetros para vehículos. También tenía problemas de diabetes y una depresión diagnosticada que le obligaba a medicarse. “Era una persona extraordinaria. Un buenazo del que me había separado pero con el que mantenía una relación muy cordial porque teníamos una hija en común a la que él quería con locura”, explica Marina.

La mujer explica con impotencia cómo en los dos años de relación entre Pedro y Dolores, con continuas idas y venidas, él siempre acababa regresando con ella. “No lo entendía. Y se lo decía: ‘¿Pero qué haces con esa mujer? ¿Qué no ves que son todo conflictos y líos?”. Problemas que Marina identifica con el alcoholismo de Dolores, a la que varios testigos vieron más de una vez bebiendo de manera descontrolada y protagonizando incidentes en los que Pedro siempre salía mal parado.

La semana de los hechos, Dolores y Pedro estaban pasando por una de tantas crisis y, según declararon a los Mossos d’Esquadra Manolo y Nemesio, amigos de la víctima, este ya había tomado la decisión de cortar la relación. Y lo había hecho después de saber que Dolores iba por Sabadell mostrando una fotografía suya con heridas y golpes en la cara que aseguraba que eran de una paliza de Pedro, cuando en realidad se los había hecho al caerse en una de sus borracheras.

Una emboscada en casa

Aquel 10 de julio, Pedro estaba precisamente con Manolo y Nemesio en la finca del último, donde la víctima cuidaba del caballo de su hija. Desde última hora de la tarde empezó a recibir mensajes de Dolores pidiéndole que volviera a casa aquella noche para dormir juntos. Sus amigos insistieron en que no fuera, que se olvidara de ella de una vez, pero el hombre temió que le hubiera ocurrido algo y terminó yendo a casa. Un piso de alquiler social que la mujer había conseguido del Ayuntamiento. Pedro llegó a las 02.12 de la madrugada. Enseguida se desvistió y se acostó con Dolores en su habitación.

El crimen de las gemelas de Sabadell

 

Los golpes y los gritos de la víctima despertaron a varios vecinos. Los de los rellanos no solo observaron los golpes a través de las mirillas, sino que grabaron con sus teléfonos móviles parte de la agresión y cómo luego tanto Isaac como Dolores trataron de limpar la sangre.

El hombre estaba ya profundamente dormido cuando accedieron al piso Pilar e Isaac, con una pata de cabra en la mano. Dolores salió de la cama con sigilo e Isaac empezó a golpear con ira a Pedro en la cabeza. Sin capacidad de defensa, aún pudo reaccionar, levantarse y tratar de huir. Pero Isaac le siguió por el pasillo hasta la entrada sin dejar de golpearle de manera salvaje. Ya en el rellano, Pedro se derrumbó, pero Isaac continuó golpeándole con furia, al tiempo que la arrastraba escaleras abajo hasta el tercer piso.

 

Isaac confesó in situ

Los forenses identificaron media docena de golpes en la cabeza y en el rostro que le provocaron un gravísimo traumatismo craneoencefálico con destrucción parcial de la masa encefálica y hemorragia cerebral traumática, así como facial.Y todo sucedió en presencia de Dolores y Pilar, que acompañaron en todo momento a Isaac durante la agresión y se aseguraron de que el hombre estaba muerto. Los golpes y los gritos en el silencio de la madrugada despertaron a varios vecinos. Los de los rellanos cuarto y tercero no solo observaron los golpes a través de las mirillas, sino que grabaron con sus teléfonos móviles parte de la agresión, y cómo después tanto Isaac como Dolores y Pilar trataron de limpiar la sangre, tras envolver el cadáver con una manta y trasladarlo hasta el piso en el ascensor.

El crimen de las gemelas de Sabadell

 Isaac cuando fue detenido con manchas de sangre.

Una de las vecinas llamó al 112 y veinte minutos después llegaron dos patrullas de los Mossos d’Esquadra que descubrieron a Isaac, descamisado, fregando la sangre del rellano. No hizo falta insistir. El hombre confesó allí mismo lo que había hecho y contó que el cadáver estaba en el piso de su cuñada. Las dos gemelas cerraron primero la puerta, pero finalmente abrieron. El piso estaba lleno de sangre y el cuerpo envuelto en una manta.

Los tres fueron detenidos y solo Isaac ingresó en prisión. Seis meses después, los mossos de homicidios lograron el vaciado de los teléfonos móviles de los tres sospechosos y lo que encontraron lo tuvieron que escuchar varias veces porque no se lo podían creer. Los días anteriores al crimen, las gemelas e Isaac traman cómo deshacerse de Pedro. Se intercambian audios de voz con naturalidad, sin empatía alguna por la víctima, y en un tono que cuesta creer que lo que están hablando sea en serio. Pero sí lo era.

 

Los audios muestran a los sospechosos tratando de comprar cloroformo. Pilar le pregunta a Isaac cómo conseguirlo porque “si conseguimos eso para que ella lo duerma y luego nosotros rematarlo”. Si no funcionaba, tenían un plan alternativo, un dispositivo eléctrico, que llegaron a comprar. “Si se pone directamente en el corazón puede hacer daño, pupa. Pero no se puede caer en el suelo, no se puede romper. ¿Entiendes? Tú sabrás pero ten cuidado”, le dice Pilar a Isaac. El otro le responde que tranquila, que al final solo es para una vez. “Con los chispazos que mete… eso… eso… se tiene que quedar muy doblado, muy doblado para seguir adelante. Pero bueno, como tú veas. Pero de conseguirlo tiene que ser hoy…”. Y sigue: “Porque en teoría el viernes vendría pa ca, yo me iría para tu casa y una vez que no… que no respire… pues, vamos a lo que vamos, sabes guapi, a hacer el transporte”. A lo que Pilar responde: “Hombre, si se hace bien yo creo que se deja frito y una vez esté frito ahí se machaca, digo”. Al final, ni cloroformo, ni dispositivo eléctrico… a Pedro le mataron a golpes con una pata de cabra. Los tres serán juzgados próximamente. Les piden entre 24 y 25 años de prisión a cada uno.

* Nota. El 27 de octubre de 2023, cuando se actualiza este blog, conocemos la sentencia del caso: El jurado les encuentra culpables y el juez condena a 20 años de prisión a Dolores, 16 para Pilar y 17 para Isaac.