Letizia y Sara, reencuentro en Portugal

29 de noviembre de 2016, 15:49

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Duelo en blanco y negro en la noche portuguesa. La Reina Letizia y Sara Carbonero, dos periodistas a las que el amor cambio el rumbo de sus destinos, se vieron las caras en la cena de gala que se celebró el lunes por la noche en el palacio de los duques de Braganza, en la localidad de Guimaraes, a cincuenta kilómetros de Oporto, la ciudad en la que reside en matrimonio Casillas Carbonero y en la que los Reyes iniciaron su visita de Estado a Portugal.

La Reina, que prescindió de la tiara propia de las noches de gala, lució un vestido negro de encaje y gasa, con pequeña cola rematada en blonda, diseño de Carolina Herrera que estrenó en octubre de 2014 el palacio real de Madrid en la visita de Estado de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y Sara Carbonero optó por un vestido largo, también con cola, de falda de talle alto blanca con estampado central en negro y cuerpo de gasa negro, diseñado por Vicky Martín Berrocal. La Reina se recogió el pelo, muy regiamente, y Sara lució su melena al viento. Las dos estaban muy guapas y, como corresponde, la mujer de Iker Casillas cumplimentó a la Reina con una pequeña reverencia, en el único momento en el que soltó la mano de su marido mucho más suelto en el trato con los Reyes. Durante la cena, Sara Carbonero no paró de hacer fotos a los magníficos salones del palacio medieval e incluso se permitió algún selfie como una niña con zapatos nuevos que, por cierto, no eran excesivamente altos. Tanto la Reina como Sara Carbonero disfrutaron del broche de oro de la cena: una actuación de la cantante de fados Carminho, de la que ambas son admiradoras.

Quién le iba a decir a Sara que sería en su exilio en Oporto donde protagonizaría un encuentro con la Reina, una mujer con la que, de alguna manera, comparte una trayectoria que empezó ante una cámara de televisión que ambas traspasaron para convertirse, cada una en lo suyo, en autenticas estrellas. Letizia, al igual que Sara, le debe a la pequeña pantalla el haber podido acceder a quien acabó siendo su marido y le cambió la vida. Nadie sabe si, en el caso de que su historia estuviera escrita, Letizia Ortiz hubiera acabado coincidiendo con Felipe de Borbón pero lo cierto es que fue su condición de presentadora del Telediario de TVE el conducto por el que llegó a una cena a la que acudió el entonces Príncipe de Asturias. También Sara, como periodista de deportiva de Tele5, tuvo la oportunidad de ponerse a tiro de Iker Casillas, la estrella entonces del Real Madrid y de la selección española de fútbol.

Letizia se casó con Felipe y se convirtió, primero en princesa y ahora en Reina, y Sara se unió a Iker y se catapultó como icono de moda y en un personaje popular que comparte el cariño que la gente siente por el ahora portero del F.C. Oporto. Curiosamente, como confesó Iker a Bertín Osborne, tras el famoso beso de Sudáfrica que emocionó al mundo y convirtió a Sara en la protagonista de uno de los momentos más románticos de la historia, fueron los Príncipes, presentes en la final en la que España se impuso a Holanda y se proclamó campeona del mundo, los testigos más cercanos de aquel momento y quienes se pusieron aplaudir mientras Sara se moría de vergüenza e intentaba seguir con la transmisión.

Sara Carbonero empezó a marcar estilo con su indumentaria y, de alguna manera, Letizia le copió el estilo o, al menos el más informal y, en muchas de sus salidas privadas, la princesa ahora reina, lucía esos ‘looks’ desenfadados y, a la vez, muy pensados con los que Sara se hizo famosa como icono de moda.

Sara Carbonero y Letizia Ortiz tienen muchos puntos en común, fueron periodistas, el amor les cambió la vida, son madres de dos hijos (dos niñas la Reina, dos niños Sara) y por el camino perdieron el derecho al anonimato. La diferencia básica es que Sara, en algún momento, podrá volver a una relativa normalidad, mientras la Reina tiene marcado su destino. A veces, pasar a la historia es muy duro.

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