Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Yola berrocal

"Yola tiene gracia para una entrevista de veinte minutos pero como personaje de reality no tiene chicha"

Escribo estas líneas el viernes por la tarde. Las enviaré a la revista el lunes por la mañana y se publicarán el miércoles. Cuento todo esto para decir que escribo con total libertad.: una vez que las lean, el concurso ya habrá acabado. Que se queden tranquilos los puristas. Hace una semana le dije a Mercedes Milá que, como amigo de Mila, no me gustaría que ganara ella. Creía que no sería bueno ni para ella ni para el concurso. Pero a estas alturas de la película me gustaría que ganara porque añadiría un punto estrambótico (otro más) al reality: una señora de 64 años que ha tenido serias dificultades para participar en las pruebas se alza con la victoria. Adoro lo insensato y eso sería una insensatez tremenda. Leído así suena raruno pero la victoria de Mila tiene también otra lectura: la audiencia premia la labor de una mujer que se ha mostrado muy combativa durante el concurso. Que se ha pringado. Que no ha estado de perfil bajo por temor a ser expulsada. Ha tenido maneras feas con algunos concursantes pero también es verdad que ha sido capaz de pedir perdón, reconciliarse con ellos y enderezar unas relaciones que parecían perdidas. Han sido antológicas sus broncas con Suso, Steisy y Yola pero luego ha sabido recapacitar y tener una buena convivencia con ellos. Como amigo, ahora me gustaría que ganara. Y como presentador debo darle las gracias por haber resultado efectiva en La Palapa. Se expresa con contundencia, conoce al dedillo el ritmo televisivo y detecta cuándo un tema interesa a la audiencia. Nada que ver con Yola. Darle la palabra significaba correr el peligro de que cualquier asunto que estuviéramos tratando se diluyera en el olvido. Habla mucho y divaga todavía más. No es mi ganadora, quizás porque la conozco desde hace muchos años y su personaje no ha sufrido ninguna evolución. Sigue apostando por ser una muchacha bonachona con serias dificultades para adaptarse a la vida diaria, de ahí que se refugie en esos mundos de Yola caducados, de color sepia manchados de naftalina. Sus propuestas suenan ya muy antiguas. Tiene gracia para una entrevista de veinte minutos pero como personaje de reality no tiene chicha. Le faltan matices. Suso se ha convertido en una de las sorpresas de la edición. Pensaba que iba a ser expulsado la primera semana pero ha sabido adaptarse al grupo y aprender. Es un crío al que le pierden los modales pero creo que en Supervivientes ha madurado. Al contrario que Yola, su personaje televisivo ha crecido. Pero debe estar muy atento y no dejarse llevar por ese amor ciego que se tiene a sí mismo: de ser un chico tierno pasa a ser, en cuestión de segundos, un chulángano de barrio. También me gustaría que ganara. Jorge cuenta con muchos críticos pero también me parecería justo ganador, aunque he echado en falta un poquito más de compromiso. A veces daba la impresión de que disfrutaba viendo a Suso fuera de sus casillas porque eso significaba que se le allanaba el camino para la final. Un enemigo menos. Y eso no cuadra con que ambos se definan como hermanos. En alguna que otra ocasión Jorge debería haber aparcado su frialdad. Tendría que haber arropado más a Suso y no dejar que sus broncos modales le perdieran. De los demás concursantes resaltar a una brillantísima Steisy, que con su batiburrillo de opiniones acerca del mundo, el demonio y la carne ha conquistado a la audiencia. Tiene madera para seguir trabajando en televisión. Pero me produce desasosiego pensar que pueden aprovecharse de su ingenuidad. Ya ha tenido una infancia propia de una dura novela de Dickens. Ojalá que lo que le venga sea más propio de una novela de amor y lujo.

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