Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier en Barcelona

Yo no hubiera sido un buen padre

Hoy he soñado que iba a la playa con mi madre, mi hermana y mi cuñado. Mi madre se sentaba en la orilla y, poco a poco, la iba engullendo el agua. Y cuando el desastre estaba a punto de consumarse, desperté. Con una extraña tranquilidad, por cierto: “Como han muerto en un sueño les he dado más años de vida”, pensé. Creo que el sueño tuvo que ver con la cena que tuve el domingo por la noche en Badalona con toda mi familia.

Mi sobrino comenzó a enumerar la lista de países que visita por trabajo y me puse de los nervios. Algunos de ellos son auténticos polvorines. Mi sobrina venía de trabajar ¡en moto!, con el miedo que me da que se mueva así por la ciudad. Mi hermana mayor y mi cuñado disfrutaban describiendo el viaje que iban a hacer en verano. La otra estaba preparando para septiembre las vacaciones con sus dos sobrinos.

Y a mí de lo que me daban ganas es de aconsejarles que no salieran nunca de Badalona porque el mundo está lleno de peligros. Qué lista ha sido la naturaleza conmigo. Yo no hubiera sido un buen padre. Con las personas que quiero, soy temeroso y tiendo a coartarles su libertad, mientras que yo detesto que alguien me corte la mía. En cualquier caso, la cena acaba bien y, al día siguiente, me hago un tour por los medios barceloneses para promocionar mi presencia en el Tívoli con ‘Grandes éxitos’. Voy poco a Barcelona, pero cada vez que voy me prometo una y cien veces que tengo que volver con más asiduidad. La ciudad está preciosa y me siento muy querido.

Aunque lleve casi la mitad de mi vida en Madrid, me siguen considerando suyo. Frases para la historia que ha pronunciado mi madre durante esta visita. Ve a Pedro Sánchez por la tele y exclama: “¡Qué pulido es!”. Así que el presidente puede respirar tranquilo. Ya tiene un voto para las próximas elecciones. Le paso el segundo libro de Carme Chaparro –’La química del odio’– y a los tres días me dice que es “muy majo” porque “se explica muy bien”. Y tiene razón mi madre. El libro es una maravilla.

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